viernes, 9 de noviembre de 2018

Túmulos en Escandinavia


  Túmulos en Escandinavia

     Los antiguos nórdicos desarrollaron ritos y costumbres alrededor del trascendente momento de la muerte. Según sus creencias, el fin de la vida terrena marcaba el paso a otra vida, y debían observarse ciertos cuidados para favorecer dicho tránsito y evitar que el muerto regresara a importunar a los vivos como un «mal muerto», algo similar a un espíritu vengativo. Existió, además, un intenso culto a los antepasados, a los que consideraban, de algún modo, todavía accesibles y activos en la otra vida.


Recreación de complejo tumular de Lindholm Høje. Fuente: www.wildfiregames.com
     Antes de la estandarización de práctica y culto que supuso la adopción del cristianismo, encontramos muy diversos tipos de tumbas, muchas veces en lugares, momentos y grupos sociales coincidentes. Resulta sorprendente la variedad de tipologías de enterramiento y los cambios en las prácticas a lo largo del tiempo. Los condicionantes que motivaban un tipo u otro eran variados: el momento histórico, la costumbre regional, el estatus, el sexo…

      Podríamos generalizar una división básica entre cremaciones e inhumaciones y su combinación, es decir, enterramiento de restos de cremación. Así pues, podemos dar con cremaciones humanas, cremaciones de barcos, cremaciones de barcos con posterior cubrimiento de los restos (humanos y de la nave) en forma de túmulo; inhumaciones en túmulos, inhumaciones en cámaras, inhumaciones en barcos cubiertos por túmulos, inhumaciones en barcos simbólicos realizados con piedras y posteriormente cubiertos; túmulos monumentales, túmulos pequeños, tumbas individuales, tumbas colectivas… Encontramos, por lo general, signos externos (hitos líticos, túmulos), como señales y recordatorios emergidos en el mundo de los vivos. Existió una especial vinculación hacia los barcos, ya sean reales o simbolizados mediante rocas, importante imagen asociada al tránsito a la otra vida.
Necrópolis con tumbas de nave en piedra. Fuente: www.palba.cz
Un elemento común a todo enterramiento era la inclusión de un ajuar, en ocasiones relacionado con el difunto o con función ritual. Era esto parte del rito, una ofrenda propiciatoria a los poderes que habrían de recibir al muerto, unas posesiones útiles para la nueva vida que emprendía el difunto y, por supuesto, un símbolo de estatus personal y familiar. Por su espectacularidad y significación, dentro de esta diversidad, nombraré de manera especial a los túmulos. La erección de túmulos se dio en Escandinavia desde la Edad de Bronce hasta el
Túmulo de nave. Fuente:www.thevintagenews.com
siglo xi. Estos monumentos funerarios fueron de una gran variedad de diseños, según las tradiciones culturales de la época en que fueron construidos. Los túmulos podían contener nichos individuales, sepulcros colectivos e incluso no contener cuerpo alguno. En ellos se practicaron tanto la inhumación como la cremación, como ya se ha señalado. Muchos muestran un uso continuado desde tiempos prehistóricos hasta la Edad Vikinga, posiblemente relacionados con figuras históricas o legendarias, marcando una fuerte tradición continuista y ligadas a lugares de especial relevancia cultural. Estuvieron relacionados con el importante culto a los antepasados, propio de estas sociedades.

Túmulo de cámara (excavación de Jelling). Fuente:www.danmarkshistorien.dk
En efecto, los túmulos no solo eran una notoria muestra de estatus y poder personal y familiar. Eran un lugar de culto, de conexión con el antepasado. Una suerte de «casa de tierra» del difunto para su nueva vida, donde podía visitársele, celebrar con él, y desde el cual ejercía su influencia en el mundo vivo. Existieron numerosos túmulos huecos que nunca contuvieron cuerpo alguno. Eran hogares para el espíritu del muerto.
Según la Heimskringla de Snorri, el rey Halfdan el Negro tuvo un reinado victorioso y próspero, y el pueblo le amó tanto que erigió varios monumentos funerarios en su honor, para favorecer la influencia benigna de su benefactor en sus propios territorios. Estas cuatro colinas de Halfdan eran algo más que un símbolo de poder. Representaban una hacienda real, un lugar de encuentro e influencias que el soberano podía visitar en cualquier momento tras su muerte, en una transposición directa de las mansiones del rey entre las que viajaba en vida. A su nieto, Bjorn el Comerciante, muerto durante un viaje por mar, se le erigió una colina, también vacía. Su yo difunto debió regresar a la patria para sentirse al lado de sus familiares y recibir ofrendas. El monumental túmulo de Raknehaugen, en Romerike, fechado en el 550 d. C., es una tumba hueca, más antigua que las tumbas barco de los reyes de Vestfold. Con setentaisiete metros de diámetro y una altura de quince metros, es el túmulo más grande en el norte de Europa.
Incluso en la literatura encontramos referencias a esta práctica mortuoria. Así pues, Snorri Sturluson, menciona en su Saga de los Ynglingos:
Odínn estableció por ley que todos los muertos debían ser quemados, y sus pertenencias depositadas sobre la pila, y las cenizas arrojadas al mar o enterradas en la tierra. Por lo tanto, dijo él, cada uno vendrá a Valhalla con las riquezas que tenía con él sobre la pila, y también disfrutaría lo que él mismo enterró en la tierra. Para hombres de importancia, un montículo deberá ser levantado a su memoria, y para todos los demás guerreros distinguidos por la virilidad, una piedra enhiesta. Esta costumbre se mantuvo mucho tiempo.

Recreación de rito en túmulo. Fuente:timeslipsblog.wordpress.com
La profanación de un túmulo y el combate con su ocupante, una especie de espectro guardián, es un episodio literario que debió de gozar de gran atractivo entre el público de las sagas de los tiempos antiguos, pues aparece en numerosas narraciones, desde la Saga de Egil el Manco a la Saga de Hromund Gripsson, pasando por la Gesta Danorum. En varias sagas (Saga de los habitantes de Eyr, por ejemplo) aparece mencionada una colina sagrada en la que los personajes esperan morar tras la muerte. Encontramos en estos textos tardíos la reminiscencia de la consideración de estos túmulos como hogares ultraterrenos.


Complejos tumulares en el fiordo de Oslo. Fuente: www.ivargault.com

También podemos hallar un gran número de túmulos en Noruega, especialmente en el área de Viken, algunos de impresionante tamaño y soberbio contenido. Muchos se remontan a la Edad de Bronce. Algunos de los más importantes legados del pasado escandinavo provienen de estas tumbas. Cabe mencionar los siguientes:
  • Raknehaugen (550 d. C.), en Romerike. Con setentaisiete metros de diámetro y una altura de quince, es el túmulo más grande en el norte de Europa.
  • Jellhaugen (500 d. C.), en Halden, considerado el segundo más grande en Noruega.
  • Gokstadhaugen, en Vestfold. Contenía la nave Gokstad, un gran barco de la era vikinga.
  • Oseberghaugen, en Vestfold. Contenía la nave Oseberg, una nave de la era vikinga bien conservada, entre otros tesoros.
  • Borrehaugene (cementerio de Borre). Cubre ciento ochenta mil metros cuadrados e incluye siete montículos grandes y veinticinco menores.
  • Båthaugen, en Tune. Contenía el barco Tune, un barco vikingo de tipo karv.
  • Storhaug, en Rogaland. Contenía un barco de roble.
  • Grønhaug, en Avaldsnes. Contenía un bote del siglo x.
  • Flagghaugen, en Avaldsnes. Uno de los sepulcros más ricos de Noruega, que data del período previkingo.
  • Karnilshaugen, en Sogn og Fjordane.
  • Osneshaugen, en Møre og Romsdal. Fechado en la Edad de Bronce.

Krake



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