lunes, 10 de diciembre de 2018

Sagas islandesas

SAGAS ISLANDESAS

En el siglo X un grupo de colonos nórdicos provenientes de Groenlandia establecieron un pequeño asentamiento en la isla de Terranova, en la costa noreste de Norteamérica. Este temprano «descubrimiento de América» permaneció oculto, mencionado en unas pocas sagas y documentos que apenas trascendieron a su tiempo. Debieron transcurrir otros cinco siglos para el redescubrimiento del Nuevo Mundo.


Manuscrito de saga. Fuente: ancient-origins.com
Entre los siglos XII y XIV, en el ámbito escandinavo, más específicamente en Islandia, se desarrolló un género literario propio, las sagas. Tributario de la tradición narrativa germánica, y elaborado por autores ya dentro del carácter europeo medieval, pero muy próximos a las historias que contaban, supuso una de las primeras manifestaciones de lo que hoy entendemos por novela. Esta interesante y peculiar expresión literaria pasó un tanto desapercibida en el ámbito cultural europeo, silenciada ante el empuje de las corrientes intelectuales, religiosas y estéticas propias del feudalismo. Estos dos grandes descubrimientos del pueblo nórdico, el de un continente y el del género novelístico, cayeron en el olvido para el mundo, desdibujados por las brumas que parecen envolver esta península del lejano norte.
Escena de la saga Laxdœla. Fuente: Medievalists.net
En el mismo instante en que el «mundo vikingo» toma contacto con el resto de Europa, la historia de la Escandinavia medieval, su expansionismo vitalista, la idiosincrasia de su gente y costumbres, cala en la mente global. Desde aquel «Señor, líbranos del furor de los hombres del norte», pasando por la revitalización del romanticismo y las corrientes nacionalistas, hasta las variadas manifestaciones culturales de todo tipo que encontramos hoy día, pocas realidades históricas han impregnado tanto el imaginario de Occidente. Esta popularización tiene consecuencias contrapuestas. Por una parte, la propia realidad histórica se reinventa y evoluciona según sus caminos e impulsos, sometida a las corrientes, la estética y las necesidades del momento, creando una (o varias) versiones paralelas, más o menos vistosas y acertadas. Por otra, ese interés creciente por «lo vikingo» otorga un impulso al estudio, investigación y divulgación de la historia de estas gentes, interesantísima y estimulante de por sí, sin necesidad de añadidos. La doble vertiente que referimos queda ilustrada en la representación del guerrero vikingo con casco cornudo, de gran valor como icono, pero ya superada gracias a la popularización de la realidad histórica del periodo.

Gran parte de lo que compone este fascinante mundo vikingo, del mito e imaginario (aunque no tanto de la realidad histórica), lo que sabemos sobre sus dioses, su mitología colorista, el folclore, sus temas y motivos, tiene su origen en las eddas y las sagas. Suponen una inestimable fuente de conocimiento de «lo nórdico». Son, además, unas estupendas creaciones literarias, con marcada intención estética, que aúnan su carácter como obras de autor con el reflejo historiográfico de una tradición de narrativa oral. Muchas de las obras estaban basadas en hechos históricos reales y llamativos, según el conocimiento de la época, convenientemente completados y aderezados para crear narraciones coherentes e interesantes para su público, adaptándolas a la escala de valores contemporánea.

 SAGAS E HISTORIA
En el estudio de un pueblo prácticamente ágrafo en el periodo que nos incumbe, con tan pocos textos coetáneos, resulta tentador el utilizar el material contenido en las sagas como fuente histórica. En ellas aparecen, casi con recreo por parte de sus autores, todo tipo de asuntos, ya sea de historia o intrahistoria, morales, emocionales, de vida cotidiana, bélicos y familiares… En este sentido, referir estos temas, representan un adelanto a su propio tiempo. Desgraciadamente, hay que prevenirse de considerar lo contado en las sagas como una recreación de la realidad histórica. En el momento de redacción de las sagas no existía el mundo que en ellas se narra. No solo habían pasado cientos de años desde los hechos que refieren. La misma sociedad era marcadamente diferente tras la conversión al cristianismo y la consiguiente ruptura con los usos tradicionales y la inclusión de Escandinavia en el horizonte europeo.
Lugares islandeses de la saga de Egil. Fuente: www.wikiwand.com
Además de la distancia temporal y social, debemos considerar dos aspectos: la concepción del estudio de la historia en ese tiempo, ya que puede resultar deficiente y es imprescindible ponderarla con perspectiva y sentido crítico.
Sin entrar en definiciones de las distintas clasificaciones, indicaremos que ciertas sagas se crearon con pretensión historiográfica, no exenta de sumisión a los poderes de la época. No pocas tenían intención religioso-moralizante. Algunas se dedicaron a justificar linajes y ancestros ilustres de poderosos. Incluso abundaban aquellas con un objetivo meramente literario, destinadas al entretenimiento de su audiencia. Los propios motivos, estética, lugares literarios que aparecen en las sagas son, en numerosas ocasiones, importaciones de otras culturas y no reflejo de la propia.
A pesar de todo, los productores de sagas consiguieron un imposible al conjugar dos aspectos contrarios. Por un lado eran cristianos, cuando no clérigos, dedicados a agradar a unos poderes y una sociedad cristiana, que elaboraron unos textos con marcada intención religiosa. Por otro, y esto es fundamental, sentían respeto y fascinación por un pasado y unos ancestros paganos, por un tiempo de grandeza y arraigo que ya se fue. Este gusto por la tradición, por la historia de sus antepasados y linajes, les llevó a tratar de reflejar la vida de los antiguos nórdicos lo mejor que supieron.
Por todo ello podemos considerar que hay verdad histórica en las sagas. Gracias a ellas, y tras un estudio comparado y cotejado con otras fuentes, hemos logrado conocer detalles de la vida y el sentir de las gentes que de otra manera ignoraríamos.

SAGAS Y POESÍA
Eddas y sagas emanan de una rica tradición oral que no se plasma por escrito hasta que la influencia de las hagiografías cristianas y otras obras de corte medieval que comenzaban a elaborarse en Islandia incita a sus autores a recoger las historias de sus antepasados.
Escaldo, ilustración de Christian Krohg. Fuente: mikespassingthoughts.wordpress.com
 
Aunque las sagas son narraciones en prosa tienen su origen en largos poemas mitológicos o heroicos en los que, posteriormente, se intercalaron partes explicativas en prosa. Las primeras versiones de dichas obras estaban muy próximas a la poesía y prosa poética, pero evolucionaron hacia textos en prosa, conservando figuras y ciertos elementos caracterizadores de la oralidad.
Es habitual que incluyan poemas intercalados en el texto, ya sea como parte de la narración, cita histórica o composición declamada de los protagonistas. Lejos de ser un recurso preciosista, un adorno, algunos de estos poemas tienen un peso trascendental en el propio desarrollo del argumento, o son recogidos como legado histórico que reafirma lo narrado. Más allá de eso, algunos de estos poemas tienen un valor destacadísimo por sí solos.
Esta poesía en antiguo nórdico puede agruparse en dos tipos: la poesía éddica y la poesía escáldica.
La poesía éddica, nacida de la tradición oral, se caracteriza por una métrica simple en la que las figuras poéticas propiamente nórdicas, kennings y heiti, se usan con moderación. Se trata de las composiciones más antiguas; extensos poemas mitológicos y heroicos nacidos del acervo común de los pueblos germánicos.
En la poesía escáldica la composición está sometida a rigurosas formalidades. Encontramos una métrica definida y compleja, sintaxis elaborada e intencionalmente estética y un uso extenso de las figuras poéticas, así como una elaboración y desarrollo de las mismas. Se trata de una poesía cortesana, desarrollada por poetas profesionales, los escaldos, que, al servicio de un gran señor, ensalzaban las cualidades o hazañas del mismo. Llegaron incluso a reconocerse como fedatarios de los acontecimientos, cronistas de su época.
Ejemplo de verso aliterado en castellano.
Estas poesías se valían del verso aliterado germánico, si bien en sus etapas finales incluyeron rima, por influencia europea. Aunque hoy día concebimos el verso casi exclusivamente como rimado, esto es, basado en la repetición de fonemas a partir de la sílaba tónica al final de los versos, no era así en la antigüedad, existiendo otros modos en las tradiciones poéticas occidentales. Tenemos por ejemplo la métrica grecolatina, basada en la repetición de un patrón de sílabas de larga o corta duración, o el propio aliterado germánico que nos concierne.
En el verso aliterado propio de composiciones del mundo germánico, finés y estonio, entre otros, encontramos que el verso se divide en dos partes, hemistiquios, que comparten un sonido en común, de manera que en la primera mitad dos palabras aliteran entre sí y con una de las palabras de la segunda mitad. El sonido reiterado suele ser la raíz de la palabra, por lo general su sílaba inicial. La pauta tiene más sentido en las lenguas germánicas que en castellano, donde resulta complejo de cumplir.
La necesidad de aliteración y el gusto por temas, realidad y asuntos más o menos recurrentes, dio lugar a la creación de perífrasis y metáforas. Con el tiempo, esta forma elaborada y poética de sustituir palabras comunes se desarrolló, y mucho, dando lugar a creaciones complejas, a formas definidas y reconocidas, de gran belleza.
Así pues, en vez de la prosaica palabra «sangre», se utilizó «sudor de la batalla»; en vez de «aire», «casa de los pájaros». Estos kenningars se convirtieron en un arte en sí mismo, y llegaron a evolucionar a formas realmente complicadas, creándose metáforas de metáforas anidadas.
Los heiti, por su parte, consistían en el uso de palabras o expresiones «evocadoras», en sustitución de palabras de uso habitual.
 Emplearán «corcel» en lugar de «caballo», «ave» en lugar de «pájaro». Podían usarse arcaísmos, extranjerismos, sinécdoques, referencias mitológicas… Con el tiempo también estas figuras se desarrollan, autoreferenciándose y entremezclándose con los kenningars.
En el desarrollo de su arte, los escaldos, como poetas profesionales, llevaron los requisitos formales y métricos de la poesía escáldica y  a elevadas cotas de elaboración y preciosismo.

2 comentarios:

  1. ¡Gracias! El mundo de las sagas islandesas es tan desconocido ( para nosotros) como interesante. Queda mucho que decir sobre ellas, en lo histórico y literario. Habrá más artículos como este. Un saludo.

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