domingo, 10 de diciembre de 2017

Harald I de Noruega y el poblamiento de Islandia

Saludos. Hoy hablaremos de los orígenes del reino de Noruega. Ello nos llevará por lo tanto a hablar también de vikingos, pero no  olvidemos que ser vikingo era una actividad económica y no un pueblo en sí o un rasgo étnico ni asociado a ninguna nacionalidad. Hubo vikingos de muchos sitios.
Nos fijaremos en este periodo porque precisamente fue Harald el que, sin saberlo, pondría en marcha una cadena de acontecimientos que afectó a miles de personas, y desembocó en el nacimiento de un nuevo país allí donde menos cabía imaginar.
Veamos primero cuál era la situación de lo que hoy llamamos Noruega a mediados del siglo IX. Encontraríamos una tierra poblada por lo que en su día se llamaron "tribus germanas". Se dedicaban a la agricultura y a la ganadería, y en la costa salían a pescar, a mercadear, y sí, también se convertían en vikingos. Habían desarrollado un refinado arte de construcción naval. Era una tierra rica en bosques. Eran paganos, al contrario que los reinos de las islas británicas. Rezaban a Odín, a Thor y al resto de los Ases. En la fiesta de Yule sacrificaban un caballo y se lo comían, siguiendo un ritual tan antiguo como las llanuras. Las viejas estructuras tribales habían ido evolucionando. La población estaba asentada en territorios controlados por jefes a los que difícilmente se les podría llamar reyes. Eran guerreros con un grupo más o menos numeroso de seguidores armados, equipados como podían para la guerra.
Una asamblea o Thing
La sociedad estaba formada por propietarios de la tierra, siervos, esclavos, y al mando, estos "reyezuelos" al frente de su banda de guerreros. Los propietarios tenían más o menos poder según lo débil o fuerte que fuera el jefe local, respectivamente. Donde podían, los propietarios se reunían en asambleas llamadas Thengs, que tenían cierta capacidad de decisión, y organizaban fuerzas propias de defensa y para hacer pequeñas incursiones estacionales, llamadas "leidang".  También estos propietarios se equipaban con escudos y lanzas, y cuando el señor local llamaba alguna leva, o cuando se tenían que organizar para defender su región de algún invasor, tomaban sus armas y se ponían a sus órdenes. Estos ejércitos no eran por tanto permanentes, y sus operaciones estaban condicionadas por la estación del año y las cosechas. Estos jefes solían emparentarse entre ellos, casando su descendencia entre otros jefes, o incluso enviando sus hijos a que sean criados por otros señores.
Como hemos dicho, y al contrario que los daneses o los reinos de las islas británicas, no existía un gobierno unificado en Noruega. La población había crecido y faltaban recursos y tierra. Esto empujó a muchos a la piratería. Es decir, a convertirse en vikingos. Las incursiones solían producirse en enclaves costeros de la propia Noruega, o Suecia, o Dinamarca o en las Islas Británicas, pues en estas ya existían reinos más organizados, una iglesia pujante, una herencia romana que, aunque bastardeada por los invasores sajones, les daba cierto lustre y capacidad de organización territorial más estructurada. Y en los templos y monasterios había riquezas. A bordo de sus largas naves, los vikingos noruegos y de otros países habían llegado incluso más allá, hasta el norte de África, y por el este, hasta las tierras riega el Volga e incluso hasta Constantinopla, capital del imperio romano oriental.  Las tripulaciones estaban formadas por hombres a quienes las luchas continuas habían dejado sin tierra, pero también propietarios que, una vez recogida la cosecha,  probaban fortuna a lomos de los esbeltos "dragones".
Típico mercante viking
La vida era dura para los que se quedaban en tierra también. No había muchas leyes e imperaba, literalmente, la ley del más fuerte. Era legítimo que un hombre matara a otro en duelo y se quedara con sus tierras, por ejemplo. Las sagas vikingas suelen narrar cómo había  "profesionales" de esto, que forzaban a alguien al duelo, sabiendo que tenían todas las de ganar, que hacían de esta actividad toda una forma de lucrarse. Una cosa curiosa que les parecía deleznable... no indicar a los parientes dónde había quedado el cadáver del hombre que había perdido el duelo. Muy curioso.
En las sagas también se habla de unos personajes muy peculiares: los berserkers. Los berserkers, bueno, eran hombres que en la guerra entraban en frenesí y se lanzaban sin armadura hacia los enemigos. Realmente se consideraban invulnerables y por eso no se esforzaban por protegerse. Pocos llegaron a viejo, sin embargo, a pesar de su supuesta  invulnerabilidad.
En esta era violenta nació Halfan Gudrodsson, a principios del siglo IX,  a quien por sus negros cabellos se le conoció como Halfdan el Negro. Su padre murió en combate y su madre volvió con él a Agder, donde creció grande y fuerte. Con 18 años era grande y fuerte. Reclamó Agder para sí, pues era el territorio de su padre. Reunió algunos hombres más e invadió Vingulmark, que perteneceía al rey Gandalf, y tras muchos combates consiguió arrebatarle la mitad. Luego se lanzó sobre Raumarike. Se casó con Ranghild, hija del rey Harald Barba Dorada. Su primer hijo, Harald, fue enviado a la casa de su abuelo. Pero aquel Harald murió, igual que Ranghild.  Lo que sigue es la típica dinámica de luchas entre territorios. Nuevos matrimonios, nuevas conquistas, nuevas venganzas de hijos de reyes vencidos... Una historia vista muchas veces. Pero se produjo algo diferente. Halfdan volvió a casarse con otra  Ranghild, hija del rey Sigurd. Ella  tuvo un sueño. De su vientre nacía un roble que crecía, y cuyas ramas se extendían y cubrían toda Noruega. Y Halfdan tuvo otro sueño parecido.  Entonces Ranghild, que era una mujer sabia, tuvo un hijo. Lo llamaron Harald, y fue bautizado, según nos cuenta Snorri Sturrulson en su "Hemiskringla", la saga de los reyes de Noruega. Harald crecería fuerte y espléndido, y llegaría a ser el primer rey de Noruega.


Los salones de algún reyezuelo...
Mientras crecía, Halfdan comenzó un trabajo que luego Harald prosiguió. Comenzó a legislar sobre los dominios, sin duda con la ayuda de Ranghild, que estaba emparentada con el rey de los daneses. Se destaca que incluso las cumplía él mismo. Algo extraordinario en aquellos días. Sobre todo hizo leyes para proteger a la población y evitar los actos violentos como los que hemos descrito antes. Quería traer orden y estabilidad. Se estableció un sistema de compensaciones que, si eran pagadas, anulaban el derecho de venganza, por ejemplo.
Cuando Harald tenía 10 años, Halfdan y muchos de los suyos murieron al romperse el hielo sobre un lago cuando caminaban por él. Afortunadamente, su tío Guthorm, hermano de Ranghild, le apoyó, pero todos jefes de otros territorios que estaban sometidos a Halfdan se rebelaron, lo que era habitual. Por lo tanto, Harald comenzó de nuevo la reconstrucción de los dominios de su padre. Pero Harald en cierta forma era diferente. Sin duda tenía una personalidad arrolladora, y en sus primeros años fue bien aconsejado por Ranghild y apoyado por Guthorm en el campo de batalla. Cuando tenía 18 años, dicen las sagas que ocurrió algo que le cambió para siempre. Envió un mensaje a Gyda, hija del rey
Gyda rechaza la propuesta de Harald
Eirik de Hordaland. Gyda era famosa ya por su belleza, pero también por su orgullo. Cuando recibió la proposición de Harald, que por entonces comenzaba a hacerse famoso, le respondió que solo un rey, uno de verdad, como el de los daneses,  era digno de ella. No quería unirse a  un reyezuelo que gobernara únicamente sobre varios distritos.
Se dice que los emisarios se aterrorizaron al pensar que tenían que transmitir dicho mensaje a Harald, cuyo carácter era, bueno, brusco, ejem. Pero aquella mujer había tocado la tecla que faltaba. Aquellas palabras llegaron hasta lo más hondo de Harald. Le dieron un objetivo en la vida: unificar Noruega. Ante todos hizo un voto de no cortarse ni recogerse el cabello hasta ser rey de toda Noruega y someterla a tributo. Aquel era el símbolo de que la tenía sometida. Y para ello, se dio cuenta de que necesitaba hacer un cambio de paradigma. El régimen de propiedad de la tierra y el equilibrio de poder hacía que mantener las posesiones fuera muy complicado, porque los jefes de cada región sólo eran sometidos a la fuerza, y no encontraban ninguna ventaja en formar parte de una estructura mayor. Lo primero que hizo fue derogar los derechos de propiedad en todos los distritos sobre los que gobernaba, y exigió que todos los anteriores propietarios le pagaran a la corona una renta por el uso de la tierra. Y ahora viene lo bueno. El encargado de recaudar tal tributo, y titular del derecho de retener una tercera parte de él, fueron los barones (jarls o earls) que él designó. Estos barones a veces eran los propios "reyes" que había antes, una vez aceptaban la sumisión a Harald. En otras zonas que tuvo que tomar a la fuerza, puso a hombres de su confianza. Y estos "jarls" comenzaron a darse cuenta de que recaudaban y se quedaban más dinero que antes, cuando los propietarios tenían derecho sobre la tierra. Y así fue como Harald estabilizó sus tierras. Los barones tenían la obligación de mantener un número de hombres exclusivamente dedicados a la guerra, pero salvo eso, podían hacer lo que quisieran.
Todos ganaban. Bueno, todos los "poderosos", pero claro, el pato lo pagaron los propietarios. Para empezar, pagaban en especie, lo que significa que las pequeñas propiedades ya no generaban suficiente renta como para sostener a familias. Así que estos propietarios malvendieron sus tierras o se largaron al no poder pagar. Se fueron a la costa y se embarcaron buscando un lugar mejor. Y de las regiones que no se sometían, tras ser vencidas, muchos hombres libres se negaban a someterse a las nuevas leyes de Harald, y huyeron.
¿Y a dónde fueron?  La mayoría a las Órcadas, a las islas Shetland, y entonces siguieron el camino de las islas Feroe, y más allá desaparecieron.
Bueno, no desaparecieron. Por aquel entonces Ingolfur Arnasson había encontrado una tierra de hielo y fuego al norte de las islas Feroe, y se asentó. El camino de aquella tierra se convirtió en un relato de esperanza para los que huían de Noruega. La ruta de navegación a Islandia corrió de boca en boca y fue la que tomaron los que huían de Harald y sus leyes. Allí encontraron una tierra vacía donde se asentaron y volvieron a comenzar. Huyendo de aquel nuevo régimen que tantas cargas les imponía, en Islandia fue donde se mantuvieron las instituciones de los propietarios "bondi" más tradicionales. Las asambleas, el régimen de la tierra, todo se mantuvo de forma contrapuesta a lo que ocurría en Noruega. Así fue como se pobló Islandia, y así como se fortalecieron sus instituciones tradicionales y asamblearias, que han mantenido hasta hoy.
Ingolfur Arnasson, primer poblador de Islandia
En 2016 publiqué un relato en el recopilatorio del IX Concurso de relatos históricos Hislibris, que trataba precisamente de las personas que mantuvieron en secreto la ruta a Islandia y dirigían a los huidos hacia allá desde las Órcadas, que ya habían sido conquistadas por Harald.
Mientras esto ocurría y los barcos llegaban a Islandia, Harald avanzaba y rendía distrito a distrito. Tuvieron lugar muchas batallas y muchos actos heróicos. Cada vez Harald tenía más fuerzas, y esto polarizaba a los demás reyes contra él, o bien acelerando su sometimiento. Sus enemigos se agrupaban para poder hacer frente a sus avances, y las sagas hablan de batallas donde murieron varios reyes enemigos.  Otros se vieron sorprendidos por Harald y sus incursiones, y dentro de sus propias mansiones fueron quedamos (esta era una forma de "negociación" tradicional: quemar a los reyes en sus mansiones después de bloquear la puerta desde fuera). Incluso Eirik, rey de los suecos en Upsala, ante la estrella ascendente de Harald tuvo sus más y sus menos con él, y terminó salvando el pellejo a la desesperada tras una cabalgada hasta los bosques de su país, perseguido por el propio Harald.
 Y la guerra también llegó al mar. La última batalla, la que le dio la totalidad de Noruega, se luchó en en Hafersfjord. Allí lucharon los últimos opositores de Harald: Eirik de Hordaland; Sulke de Rogaland; Kjovte el Rico, rey de Agder, y su hijo Thor Haklang y los hermanos Hroald Hryg y Had el Duro (sí, se llamaba así), de Thelemark. Reunieron muchos barcos y le lanzaron contra la flota de Harald. Este también había reunido sus fuerzas, y tenía muchos barcos, incluso el gran dragón que había hecho construir hacía varios inviernos, la nave larga más larga jamás vista. Y junto a él reunió a muchos y grandes guerreros y berserks, que aspiraban a la fama y la fortuna bajo la égida del nuevo rey. Por parte de ambos bandos se reunieron grandes guerreros, escogidos para convertirse en "guerreros de proa", el puesto de honor, de cada barco.
De Ole Peter Hansen Balling - Digitalt Museum, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=19312502
La batalla fue sangrienta y terrible, y el mar se tiñó de rojo. Las batallas navales de los vikingos no eran nada sofisticadas. Los barcos se abarloaban unos a otros, se asaltaban y se mataban a todos los que se podía. Los guerreros de proa eran los encargados de los peligrosos abordajes. En palabras de Snorri Sturrulson, el cronista islandés del siglo XIII, que escribió numerosas sagas, y era un vikingo que escribía para vikingos, "la batalla fue terrible y murieron muchos hombres, y todos fueron heridos. Todos salvo los berserks, porque el acero no podía herirlos".
Harald fue rey en el 872, año de esta batalla, y lo sería hasta el 932. Y sí, volvió a por Gyda, que ya no tenía argumentos para rechazarlo, claro. Y tuvo muchos hijos, y estos le dieron muchos quebraderos de cabeza, porque se dedicaban a molestar a los barones y a intentar quedarse con sus tierras. Harald eligió como favorito a Erik Hacha Sangrienta que era la fuerza, y su esposa Gunhild, que era el cerebro. Pero el destino quiso que el rey tras él fuera Hakon, que había sido criado en Inglaterra y había sido bautizado. Pero eso es otra historia.


Estrategia naval poco evolucionada

Ejércitos vikingos en juegos históricos
En DBA, los ejércitos de esta época están representados por la lista III/40, que tiene cuatro variedades según se use para fuerzas incursoras (vikingos) o bien ejércitos locales (leidang) de carácter defensivo. En cualquier aso, hasta el siglo CI los ejércitos se basan en las formaciones de "muro de escudos". Los generales hasta 9 peanas más son 4Bd, representando a los hombres de escudos redondos y espadas que todos tenemos en mente. Luego hay 3 peanas que pueden ser arqueros, psilois o 3 Bd o Wb, que representan a los berserk en pleno frenesí. Los vikingos tienen agresividad 4 y las fuerzas defensivas, 1. Los Leidang pueden de hecho intercambiar peanas de Bd por Ax, puesto que representan a fuerzas "no profesionales", ligadas a la tierra y peor equipadas.
Muro de escudos

En Field of Glory hicieron una interesante propuesta, y creo que muy acertada. Estos ejércitos salieron en los libros de "Lobos del mar", y en lugar de representar su comportamiento como "swordman", como si fueran legionarios romanos, los representaron más basados en su comportamiento de muro de escudos, y lo representaron como "offensive spearmen", haciéndolos más parecidos a los hoplitas. Creo que fue una buena decisión. A ello añadieron las guardias de los jefes, que eran hombres con mejor equipamiento (armoured) y armas pesadas y calidad superior.

En AdlG se optó por el camino intermedio. La lista 150 reflejaba tanto vikingos como leidangs. Los leidangs se bacan en lanceros pesados o ligeros (peor equipados), apoyados por la élite con armadura y arma pesada que escoltaba a los jefes, y luego exploradores y arqueros y tropas ligeras de ese estilo.
En cambio, para los vikingos se centraron en mostrar su comportamiento impetuoso, usando tipos de infantería media impetuosa, valga la redundancia, de élite en el caso de los berserk, junto al núcleo de la escolta armadura y arma pesada. También dan la opción de que los vikingos sean infantería pesada, sin más  habilidades, reflejando así su "muro de escudos").
Ni qué decir tiene que son ejércitos preciosos de pintar, con esos escudos redondos tan vistosos y esos berserks que ofrecen tantas posibilidades.