domingo, 5 de agosto de 2018

La dinastía Búyida I: el intermedio iranio

 Sur del mar Caspio. Fuente: wikipedia
Saludos. En el artículo de hoy estudiaremos la última gran dinastía persa que nos queda en los albores del siglo XI en Irán. Los Búyidas, que desde sus montañosos orígenes en las tierras del sur del Mar Caspio, se expandieron en paralelo a una casa samánida (que ya había alcanzado su cénit en Jorasán y la Transoxiana), por el centro y el oeste de Persia, llegando incluso a dominar Irak, incluido Bagdad y a sus indolentes califas de la casa abásida. Desde mediados del siglo X y durante un siglo, los búyidas, gracias a esta ocupación, protagonizaron un periodo denominado por los historiadores como "intermedio iranio": los años en los que el califato abásida estuvo bajo el puño de dinastías iranias, que hicieron de puente entre el dominio de los árabes y el de los turcos que estaba por llegar.
Bien, lo primero es saber que los búyidas eran una dinastía dailami, o dailamita. Pero ¿quiénes eran estos dailamitas? En las montañosas regiones que forman la orilla sur del Mar Caspio se encontraba el hogar de estas tribus iranias. En cuanto a sus orígenes, encontramos ya menciones a ellos en Ptolomeo, por ejemplo. Probablemente llegaran con el advenimiento de los arios a Irán que describe Herodoto.
La orografía permitía la cría de ganado vacuno, pero no así para la cría de grandes manadas de caballos o la agricultura extensiva. Las tribus, por lo tanto, vivían una vida pastoril en una tierra hermosa, pero difícil. Ya hemos visto otras veces que las sociedades pastoriles requieren poca mano de obra y suelen generar excedentes de población que provocan o bien su expansión o bien, grandes migraciones (germanos, turcos, mongoles...). Los dailami, sin caballos, no podían ocupar la gran estepa a la que  caían las laderas de sus montañas. Pero la belicosa naturaleza de la región les aportó la solución; las guerras de todos los reyes persas sirvieron como fuente de ingresos, pues comenzaron a servir como mercenarios, y pronto mostraron su valía como soldados de infantería. Encontramos mercenarios dailami totalmente organizados en los ejércitos de la casa sasánida, el gran enemigo oriental de Roma, y los seguimos viendo de forma ininterrumpida en todos los ejércitos califales tras la conquista islámica de Persia, así como dinásticos persas, beduinos (como los Hamdánidas) e incluso turcos. Desarrollaron una doctrina de combate muy característica y efectiva. Equipados con largas espadas (que portaban suspendida de dos puntos, inclinada, no colgando recta de la cadera, lo que nos da una idea de la longitud de las espadas y la calidad de su acero), bien protegidos con cascos, escudos y, en el caso de los ejércitos personales de los emires,  corazas de buena calidad, y portando también unas jabalinas muy características, llamadas "zupin",  los dailami eran capaces de lanzar unas cargas devastadoras contra la infantería enemiga; combatir en formación cerrada, juntando escudos, o bien adaptarse al terreno, abrir la formación y combatir con garantías basándose en una más que apta capacidad de esgrima individual. Y también se fueron adaptando a la lucha contra la caballería enemiga, incorporando a sus filas algunos arqueros dailami (¿qué persa no era apto con los arcos por entonces?). La profesionalización de estas bandas de mercenarios hizo el resto. A lo largo de la historia, las compañías de dailami vencerían batallas incluso superados ampliamente en número.

Mapa por ro4444 -, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=20409117
Durante la conquista árabe de Persia, los primeros intentos de acceder a sus montañas terminaron en desastre. Y cuando llegó la hora de los misioneros islámicos para su conversión, tampoco fueron atendidos por los dailami. Casi doscientos años después de la Hégira, a pesar de que toda Persia estuviera convertida al islam, los dailami seguían adorando al fuego en sus cultos zoroástricos.
Fue un grupo de perseguidos, seguidores de Ali, yerno del Profeta, los que se refugiaron al fin entre ellos, huyendo de la persecución suní. Estos sí consiguieron las primeras conversiones, y los dailami profesaron desde ese momento la doctrina chií zaidita. Fue un proceso gradual, pero a mediados del siglo IX, una de las primeras dinastías dailami, los Banu Justan, se apoyaron en los imanes zaiditas para legitimar sus aspiraciones para gobernar la región de Tabaristán, que ya mencionamoso en los artículos sobre los samánidas.
Recordemos también que para esta época, el califato abásida estaba en plena descomposición. Los safáridas, tahíridas y samánidas por el este, y las numerosas dinastías independizadas en el norte de África, no eran sino la muestra de que la casa abásida había perdido el control de Dar-al-Islam, y su poder era únicamente simbólico.
Es en este confuso periodo en el que nace en las montañas Ali bin Buya, el fundador de la dinastía, alrededor del 890. No se sabe mucho de su infancia, salvo que se unió a las compañías de mercenarios que recorrían las montañas buscando nuevos reclutas, en cuanto tuvo edad para empuñar las "zupin". No tardó en despuntar entre los duros mercenarios, y se sabe que sirvió en los ejércitos samánidas de Nasr, el Emir Afortunado.
Tal vez en busca de nuevas oportunidades que la estabilidad de los territorios samánidas le negaba, bin Buya marchó con sus mercenarios a uno de los frentes tradicionales: Tabaristán. Alí se puso al servicio de un gobernador aliado de los samánidas, Makan, que gobernaba en Rei. También se ganó su confianza, ascendió en el escalafón, y tuvo autoridad para traer a su lado a sus dos hermanos menores: Hasan y Ahmed bin Buya. Es curioso, pero sin esos dos hermanos, si hubiera sido hijo único, la historia podría haber sido muy diferente.
Makan se rebeló contra los samánidas, pero el que aprovechó la situación fue el príncipe de otra casa de la que hablamos ya la otra vez, los Ziyáridas de Tabaristán. Mardavij venció a Makan, y de súbito Ali y sus hermanos aparecieron a su lado. Mardavij recompensó a Ali con el gobierno de la ciudad de Karaj.
Entonces ocurrió algo que terminó de decidir a Ali bin Buya a tomar las riendas de su destino. Fue algo así: desde su posición en Nishapur, donde Makan había sido vencido, Ali recibió un mensaje de Mardavij para que fuera a Rei a recibir su nombramiento. Sin embargo, mientras viajaba, Mardavij prestó oídos a los que le hablaban mal de Ali, y le recomendaban que lo depusiera, tal vez por ser demasiado válido. Mardavij anuló el nombramiento antes de la llegada del búyida.  Sin embargo, alguno de los partidarios de Ali supo de la conspiración y le avisó. Entonces tuvo que tomar una importante decisión: seguir hasta Rei a someterse a los "caprichos" de Mardavij o bien cruzar su propio "Rubicón" iranio y marchar a toda prisa a Karaj a ponerse al frente de la situación. Y esto fue lo que hizo, al fin.

Montañas dailam. Lo que queda de Alamout,
hogar de los Asesinos. Fue originalmente
un castillo búyida.
Fuente: wikipedia
Y aquí fue donde el destino conspiró a su favor. Recordad lo que hablábamos de la descomposición del califato abásida. Pues bien, esta desorganización había dejado a numerosos mercenarios en diversas guarniciones, abandonados a su suerte. En Karaj había varias compañías dailami, llevadas allí para luchar contra los herejes jurramitas que querían tomar Karaj. La realidad es que el califa hacía como que les pagaban, y los dailami hacían como que luchaban, y así iban las cosas. La llegada de Ali, un gran líder, cambió todo esto. Organizó las tropas, tomó todas las fortalezas jurramitas en una campaña relámpago y se aseguró el control de la región, así como el gran tesoro de los herejes, que invirtió en más mercenarios. En esto, su necesidad de caballería fue suplida por ghilmen mercenarios turcos. Los dailami y los turcos no se llevaron bien nunca, pero quien paga manda.
En vano intentó Mardavij levantar a aquellas tropas contra su nuevo líder. Ali y sus hermanos eran de su propio pueblo, y confiaron en ellos para que los guiaran a nuevas victorias y tesoros. En este momento, Ali reclamó un título del califa que le reconociera, y este llegó, pero siempre por debajo de Mardavij, lo que no le satisfizo.
Mardavij y los ziyáridas reunieron sus tropas para acabar con Ali, pero este abandonó Karaj y se dirigió al sureste. Atacó y conquistó Isfahán y Arrajan sin esfuerzo, pues los ejércitos enemigos se pusieron de su lado en cuanto formaron para la batalla.  Y el gobernador de estas tierras se enfrentó al fin con los búyidas, pero los dailami lo aplastaron totalmente. Y eso, combinado con una generosa paz, hizo que el gobernador se pasara a su lado. Esto les abrió por fin toda la región de Fars, incluido Isfahán, mientras que los Ziyáridas se quedaban con Tabaristán y Rei.
Entonces Ali comenzó a mover a sus hermanos. Ahmed, el más joven, marchó contra Kirman, que reconocía el poder samánida, y cambió esto para que así reconocieran a los búyidas. Hasan, el segundo, prosiguió la campaña contra los ziyáridas en el norte. Mientras, Ali pactaba con los bárlidas, una dinastía que gobernaba la provincia que limitaba con Irak y el golfo pérsico, porque los bárlidas estaban en guerra contra el califato. Ahmed, que ya era un gran general, entró en Mesopotamia por el actual Kuwait y ascendió aplastando cualquier oposición hasta las puertas de Bagdad, y mandó emisarios a negociar la rendición con el califa. Aquí fue donde Ali tomó la decisión más importante de su reinado. Podría haber acabado con el califa. Después de todo, eran suníes, mientras que los dailami eran chiíes, que solían ser perseguidos por los suníes. Pero Ali tenía una visión: quería gobernar sobre Dar-el-islam, y concibió por ello una suerte de estado en el que los califas tendrían el poder simbólico y legitimador, y los búyidas recibirían de él el mandamiento de gobernar todas sus tierras. Por eso, solo por eso, el califato sobrevivió, aunque fuera sometido totalmente a los búyidas. Sin ese reconocimiento califal, la autoridad búyida jamás sería reconocida, ni su poder legitimado, por ninguna otra dinastía.
El palacio del califa, "preocupado", mientras Mu´izz Ad-Dawla está
a las puertas de Bagdad.fuente
En el año 945, los búyidas entraron en paz en Bagdad, donde el califa los invistió con su poder político, y les dio los nombres con el que entrarían en la historia: Ali bin Buya sería para siempre llamado Imad ad-Daula (Pilar del Reino); Hasan, Rukn ad-Daula (Portador del Reino) y Ahmed, Mu´izz ad-Daula (Baluarte del Reino). Ya vimos estos nombres, sobre todo Rukn, en el artículo sobre los samánidas. Y otra cosa: Bagdad estaba plagada de mercenarios turcos. Tal y como Mu´izz entró, los turcos se pasaron al bando búyida.
Y poco después, en el 948, Rukn ad-daula venció su larga campaña contra los ziyáridas, y se anexionó Tabaristán y el territorio de Rei. Así se formó el imperio búyida, en un periodo no superior a doce años. Pero su imperio presentaba importantes particularidades, contrapuestas al samánida, que merece la pena estudiar.
En efecto, hay que destacar en esta rápida formación del imperio, los búyidas se repartieron el territorio en forma de tres emiratos prácticamente independientes: Emirato de Rei para Rukn ad-Daula, el de Bagdad para Mu´izz ad-Daula y el de Shiraz para Imad ad-Daula. De los tres hermanos, Imad que consideraro el "emir al-umara", el "hermano mayor", con autoridad sobre los otros. Y si bien esto era cierto en el caso de Mu´izz, no era así con Rukn.
Gracias a las monedas y quiénes son nombrados en ella, se sabe qué
emir obedecía a quien.
Por otro lado, la formación del imperio, a base de ejércitos mercenarios, obligó a crear una estructura feudal, una especie de dictadura militar con una aristocracia guerrera, y un sistema de impuestos dedicado al pago de mercenarios. Esto no tardó en someter a los búyidas a una presión económica importante. En tercer lugar, se comenzó a pagar también a los mercenarios con tierras expropiadas a los enemigos. Este sistema dio buenos resultados inicialmente, pero los soldados no son buenos campesinos, y al cabo de pocos años esto causaría muchos conflictos.
Imad creó un imperio militar, no cultura, a diferencia de los samánidas, que eran reconocidos por el pueblo y los gobernadores.  No tuvo tiempo. Y tampoco lo tuvo para establecer un sistema claro de sucesión. En el futuro, los emires serían siempre parientes, pero sólo la personalidad de cada uno decidiría quién sería el emir principal, el "primus inter pares" búyida.
En los próximos artículos veremos como tras la muerte de Imad, el imperio búyida evoluciona a algo diferente, cómo dio salida a esa voluntad de independencia persa que ya encontramos en los samánidas

LOS EJÉRCITO BÚYIDAS EN LOS WARGAMES
En los diferentes juegos se han conseguido plasmar las especiales características de los ejércitos dailami de diferentes maneras, y yo creo que acertadamente. Salvo en dBA, donde todos los ejércitos tienen 12 bases, los sistemas de juego basados en punto llevan sistemáticamente ha hacer ejércitos con pocas tropas de muy buena calidad.

En DBA, la lista es la III/57, con una agresividad de 3, y tres opciones:
a) Bagdad, que representa la lista del emirato de Bagdad: tiene hasta cinco caballerías (los turcos que se unieron a Mu´izz) o bien una Cv y 4x 5Wb, de ghazis fanáticos. Luego tiene 4 peanas de Ax, que representan a los mercenarios regulares dailami; 2 de psilois (dailamis con arco) y una 3Bd, que representa a tropas indias o afganas que Mu´izz  se trajo de Shiraz.
b) Lista genérica de dailami, con estos representados como 3Ax, no 4Ax. Esto representa que no son regulares, sino tropas tribales. PUede reunir entre siete y nueve Ax, y el resto 2Ps.
c) Lista para los demás emiratos: General Cv o 4Ax, 6 peanas de 4Ax, una ligera (beduinos) 2 psilois y una peana opcional entre Cv (ghilmen turcos o bien caballería kurda, con lanza) o elefantes.
En DBA, las simplificadas reglas creo que no permiten disfrutar de las "sensaciones" de una auténtica carga Dailami.

En FoG, los ejércitos búyidas de "Decline and Fall" se muestran con muy poca variedad de tropas: Dailami (MF superior, regular, acorazados, impact foot, swordmen), con opción de arcos en filas traseras,  Ghilmen (CV acorazada arco/swordmen superior regular), caballería kurda (CV acoraza, irregular, lancer/swordmen), algún elefante, alguna MF india y arqueros dailami. Pero, claro, aquí una carga dailami sí es de las que duelen.

Dailami de Grippingbeast

En Art de la Guerre, la lista es la  191. Se compone de las mismas tropas. Y los dailami son MF élite, impacto, con opción de apoyo trasero. También dan bastantes sensaciones. A la carga, ese impacto es arrollador, y su capacidad de élite, unido a su apoyo, hace que incluso ganándoles por 1 ó 2 de diferencia, no sufran daños.
Casi todas las marcas de musulmanes tienen dailami, pero mis favoritos son los de Old Glory, que además tienen un modelo con abrigo de piel vuelta, que te sirven para representar dailamis tribales, en lugar de mercenarios regulares.

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