lunes, 13 de mayo de 2019

La mujer en la literatura medieval escandinava.


A día de hoy continua el viejo debate sobre el papel desempeñado por las mujeres en la antigua Escandinavia. Los nuevos abordajes multidisciplinares y la revisión de los hallazgos con la asistencia de las nuevas técnicas arqueológicas nos permitirán precisar el tema y acercarnos a conclusiones más próximas a la verdad histórica, algo imprescindible por la gran carga de expectativa, prejuicio, e incluso, peso icónico que arrastra el rol y posibilidad de la mujer en el antiguo Norte.

En el estudio de la antigüedad nórdica, cuya prehistoria se dilató hasta el siglo XI, siempre se ha considerado lo mostrado en las literaturas medievales escandinavas, de manera más literal en tiempos pasados y como fuente accesoria o directamente cuestionada en la actualidad.

¿Podemos en este corpus hallar un posible reflejo de la sociedad nórdica antigua?¿Las mujeres que aparecen en este “mundo literario” son un trasunto, una recreación de la mujer real?
  
Ingeborg, obra de Peter Nicolai Arbo, fuente :wikimedia.org

La literatura medieval escandinava que repasaremos aquí comprende las eddas, las sagas y los poemas escáldicos. Por requerir otro tipo de abordaje, dejamos fuera del ámbito del artículo los textos legales, anales, hagiografías y géneros no narrativos ( o menos narrativos, teniendo en cuenta la cualidad multi-género de las obras y la permeabilidad de los escritos de la época a la creación e intencionalidad). Eddas, sagas y poemas escáldicos son textos variados en los que aparecen detallados con viveza y casi recreo todo tipo asuntos: cosmogonías y mito, ciclos heroicos pan-germánicos, textos y crónicas de pretendida base histórica, temas familiares y de linaje, sin olvidar narraciones de fantasía en mundos alternativos.




Mujeres en manuscrito de saga, fuente: Arni Magnusson Inst.

Los productores de esta antigua literatura consiguieron un imposible al conjugar dos aspectos contrarios. Eran autores dedicados a agradar a unos poderes y una sociedad cristiana y medieval., pero, y esto es fundamental, sentían respeto y fascinación por su pasado y sus ancestros, por un tiempo de grandeza y arraigo que ya se fue. Este gusto por la tradición, por la historia de sus predecesores, la propia cualidad continuista de su sociedad, les llevó a tratar de reflejar los elementos de su pasado e integrarlos en la construcción de su acervo cultural. Por ello, y por la posible y no del todo dilucidada pervivencia de elementos antiguos propios de la oralidad pero volcados y compilados en esta literatura, podemos considerar que alberga cierta verdad histórica . Su estudio comparado y cotejado con otras fuentes nos ha permitido atisbar detalles de la vida y el sentir de estas gentes que de otra manera ignoraríamos, pero hay que prevenirse de considerar lo contado como una recreación de la realidad histórica. En el momento de redacción ( a partir del siglo XII) no existía el mundo que en ellas se narra. No solo habían pasado cientos de años desde los hechos que refieren. La misma sociedad era marcadamente diferente tras la conversión al cristianismo y la consiguiente ruptura con los usos tradicionales y la inclusión de Escandinavia en el horizonte político medieval y europeo. Gran parte de estas producciones tenían intención doctrinal y moralizante. Otras se crearon con pretensión historiográfica, no exenta de sumisión a los poderes de la época. Algunas se dedicaron a justificar linajes y ancestros ilustres de poderosos. Incluso abundaban aquellas con un objetivo meramente literario, destinadas al entretenimiento de su audiencia. Los propios temas y motivos, estética, lugares literarios que utilizan son, en numerosas ocasiones, importaciones de otras culturas y no reflejo de la propia. La literatura medieval escandinava nos habla más de la sociedad de su propio tiempo que de la antigüedad nor-germánica en la que se ambienta.

Es en las sagas en las que podemos encontrar un mayor numero de personajes femeninos, algunos muy detallados y de profunda elaboración psicológica. Estas narraciones, especialmente las sagas de islandeses, evidencian la voluntad de recrear numerosos aspectos de una sociedad. Resulta tentador tomarlas como textos con poso histórico. Desafortunadamente son las sagas los textos más intencionales y sometidos a su propio tiempo de elaboración , la Edad Media. Los elementos cristianos, doctrinales, políticos, de exaltación de intereses, y de influencias exógenas, todos aspectos muy encuadrados en las corrientes medievales europeas, abundan en las sagas y casi las motivan.

El ámbito mitológico, tratado principalmente en las eddas pero con referencias en sagas y en poesía escáldica, muestra un panteón claramente patriarcal en el que, más allá de las diosas, aparecen numerosas figuras y espíritus femeninos vinculados al sistema de creencias pagano. Esta mitología y sus elementos evidencia ciertas lógicas evoluciones y modificaciones a lo largo del tiempo en sus aspectos, importancia y ámbitos de influencia, además de una gran influencia en las practicas y costumbres sociales a toda escala.


Dramatización de escena de la Gísla saga Súrssonar, fuente: hurstwic.org
Los poemas escáldicos son, dentro del encarnizado debate entre oralidad versus literalidad en la literatura medieval escandinava, los textos considerados como de poso más antiguo debido a la complejidad de su factura técnica. Se trataba de una poesía muy elaborada sometida a rigurosas formalidades métricas y rítmicas que debió trasmitirse de manera muy similar a su forma original para conservar sus características. En relación al tema que nos concierne, estos poemas laudatorios están destinados a magnates y potentados y refieren hechos de armas principalmente, ámbito que excluye las referencias a mujeres, más allá de citas mitológicas o heroicas con función literaria o de estilo.

En el conjunto de la literatura medieval escandinava y siguiendo la propuesta de Jenny Jochen(2017), es factible establecer cuatro arquetipos femeninos que persisten a través del tiempo y los géneros: la guerrera, la sabia, la incitadora y la vengadora. Aparecen vinculados a distintos ámbitos narrativos, desde el mitológicos-heroico ( la guerrera), al humano ( incitadora y vengadora), o intermedio ( la sabia).

 Podemos apreciar variación en el tiempo de la percepción y connotación que adquieren estos arquetipos, acorde a la modificación de los valores sociales y morales que supuso la cristianización. Claramente la imagen de la mujer sabia, su papel en la sociedad, de cierta consideración en los textos de poso más antiguo, aparece deteriorada en las producciones posteriores, permeadas de moral y doctrina cristina.

Las figuras de guerrera y vengadora fueron admiradas, pero siempre se mostraron muy desvinculadas de la sociedad, del mundo real. Aun tratándose de arquetipos relacionados con construcciones e historias heroico-mitológicas, estos personajes aparecen siempre como un elemento excéntrico y apartado de todo lo demás. Nunca terminan de desarrollar sus motivos de manera autónoma, y aparecen vinculados a una contrapartida masculina, a un héroe que, tras oponer ingenios y voluntades, consigue vencerlas, seducirlas o apaciguarlas, es decir, las “normaliza”. Es precisamente la reiteración del motivo y su empleo en la construcción del héroe masculino del relato lo que nos lleva a considerarlo un recurso literario más que el trasunto de una realidad histórica.

La incitadora, la mujer garante del resarcimiento del honor familiar, la que exige de los hombres de su casa una retribución, siempre violenta, de la ofensa sufrida, es un habitual disparador de trama, un claro dinamizador literario. Muestran estas mujeres una poco creíble uniformidad de carácter, en contraste al detalle psicológico desarrollado en otros aspectos, y todas sufren de un orgullo excesivo y de una actitud irreflexiva. En varias ocasiones se las convierte en el chivo expiatorio del hombre virtuoso ( comedido, que busca solución pacifica y cabal a los conflictos)que perpetra actos violentos por “incitación de la esposa-madre-hija”.



Freydis Eiriksdottir, escena de la saga de los Groenlandeses, fuente: saga-museum.com


El que todo personaje femenino de la literatura medieval nórdica pueda encuadrarse casi sin excepción en estos arquetipos y la notoria función literaria que cumplen, junto a la construcción, evolución y autoreferencia de los mismos, nos lleva a considerarlos como asuntos plenamente literarios , y a hacer nuestras las palabras de J. Jochens, cuando concluye de ellos que son “ imágenes, encarnaciones de la percepción de roles femeninos articuladas por autores masculinos. Como tales pertenecen al género y no a la historia de la mujer"(1996).

Antes de considerar los textos propios de la literatura medieval nórdica como fuente histórica para el estudio del papel social de la mujer debemos tener muy en cuenta que estos personajes femeninos son figuras literarias que deben examinarse ante todo como elementos de ficción, así como la dificultad para concretar, especialmente en lo referido a las mujeres, el poso antiguo de estos textos tardíos.


Bibliografía recomendada:

Cambridge History of Scandinavia(varios,2008)
Scandinavian Cultural Traditions(Christopher D. Galantich,2015)
Power and conversion(Alexandra Sanmark,2002)
Christianization through the regulation of everyday life,(Alexandra Sanmark,2005)
Women in the Viking Age (Judith Jesch, 1991)
Women in Old Norse Society (Jenny Jochens ,1995)
Old Norse Religion in Long-term Perspectives(varios, 2006)
Skaldic Verse and the Poetics of Saga Narrative(Heather O'Donoghue,2005)

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