En el siglo X un grupo de colonos nórdicos provenientes de Groenlandia establecieron un pequeño asentamiento en la isla de Terranova, en la costa noreste de Norteamérica. Este temprano «descubrimiento de América» permaneció oculto, mencionado en unas pocas sagas y documentos que apenas trascendieron a su tiempo. Debieron transcurrir otros cinco siglos para el redescubrimiento del Nuevo Mundo.
Manuscrito de saga. Fuente: ancient-origins.com |
Entre los siglos XII y XIV,
en el ámbito escandinavo, más específicamente en Islandia, se desarrolló un
género literario propio, las sagas. Tributario de la tradición narrativa
germánica, y elaborado por autores ya dentro del carácter europeo medieval,
pero muy próximos a las historias que contaban, supuso una de las primeras
manifestaciones de lo que hoy entendemos por novela. Esta interesante y
peculiar expresión literaria pasó un tanto desapercibida en el ámbito cultural
europeo, silenciada ante el empuje de las corrientes intelectuales, religiosas
y estéticas propias del feudalismo. Estos dos grandes descubrimientos del
pueblo nórdico, el de un continente y el del género novelístico, cayeron en el
olvido para el mundo, desdibujados por las brumas que parecen envolver esta
península del lejano norte.
Escena de la saga Laxdœla. Fuente: Medievalists.net |
En el mismo instante en que el «mundo
vikingo» toma contacto con el resto de Europa, la historia de la Escandinavia
medieval, su expansionismo vitalista, la idiosincrasia de su gente y
costumbres, cala en la mente global. Desde aquel «Señor, líbranos del furor de
los hombres del norte», pasando por
la revitalización del romanticismo y las corrientes nacionalistas, hasta las
variadas manifestaciones culturales de todo tipo que encontramos hoy día, pocas
realidades históricas han impregnado tanto el imaginario de Occidente. Esta popularización tiene consecuencias
contrapuestas. Por una parte, la propia realidad histórica se reinventa y
evoluciona según sus caminos e impulsos, sometida a las corrientes, la estética
y las necesidades del momento, creando una (o varias) versiones paralelas, más
o menos vistosas y acertadas. Por otra, ese interés creciente por «lo vikingo»
otorga un impulso al estudio, investigación y divulgación de la historia de
estas gentes, interesantísima y estimulante de por sí, sin necesidad de
añadidos. La doble vertiente que referimos queda ilustrada en la representación
del guerrero vikingo con casco cornudo, de gran valor como icono, pero ya
superada gracias a la popularización de la realidad histórica del periodo.
Gran parte de lo que compone este
fascinante mundo vikingo, del mito e imaginario (aunque no tanto de la realidad
histórica), lo que sabemos sobre sus dioses, su mitología colorista, el
folclore, sus temas y motivos, tiene su origen en las eddas y las sagas.
Suponen una inestimable fuente de conocimiento de «lo nórdico». Son, además,
unas estupendas creaciones literarias, con marcada intención estética, que
aúnan su carácter como obras de autor con el reflejo historiográfico de una
tradición de narrativa oral. Muchas de las obras estaban basadas en hechos
históricos reales y llamativos, según el conocimiento de la época, convenientemente
completados y aderezados para crear narraciones coherentes e interesantes para
su público, adaptándolas a la escala de valores contemporánea.
SAGAS E
HISTORIA
En el estudio de un pueblo
prácticamente ágrafo en el periodo que nos incumbe, con tan pocos textos
coetáneos, resulta tentador el utilizar el material contenido en las sagas como
fuente histórica. En ellas aparecen, casi con recreo por parte de sus autores,
todo tipo de asuntos, ya sea de historia o intrahistoria, morales, emocionales,
de vida cotidiana, bélicos y familiares… En este sentido, referir estos temas,
representan un adelanto a su propio tiempo. Desgraciadamente, hay que
prevenirse de considerar lo contado en las sagas como una recreación de la
realidad histórica. En el momento de redacción de las sagas no existía el mundo
que en ellas se narra. No solo habían pasado cientos de años desde los hechos
que refieren. La misma sociedad era marcadamente diferente tras la conversión
al cristianismo y la consiguiente ruptura con los usos tradicionales y la
inclusión de Escandinavia en el horizonte europeo.
Lugares islandeses de la saga de Egil. Fuente: www.wikiwand.com |
Sin entrar en definiciones de las
distintas clasificaciones, indicaremos que ciertas sagas se crearon con
pretensión historiográfica, no exenta de sumisión a los poderes de la época. No
pocas tenían intención religioso-moralizante. Algunas se dedicaron a justificar
linajes y ancestros ilustres de poderosos. Incluso abundaban aquellas con un
objetivo meramente literario, destinadas al entretenimiento de su audiencia.
Los propios motivos, estética, lugares literarios que aparecen en las sagas
son, en numerosas ocasiones, importaciones de otras culturas y no reflejo de la
propia.
A pesar de todo, los productores de
sagas consiguieron un imposible al conjugar dos aspectos contrarios. Por un
lado eran cristianos, cuando no clérigos, dedicados a agradar a unos poderes y
una sociedad cristiana, que elaboraron unos textos con marcada intención
religiosa. Por otro, y esto es fundamental, sentían respeto y fascinación por
un pasado y unos ancestros paganos, por un tiempo de grandeza y arraigo que ya
se fue. Este gusto por la tradición, por la historia de sus antepasados y linajes,
les llevó a tratar de reflejar la vida de los antiguos nórdicos lo mejor que
supieron.
Por todo ello podemos considerar que
hay verdad histórica en las sagas. Gracias a ellas, y tras un estudio comparado
y cotejado con otras fuentes, hemos logrado conocer detalles de la vida y el
sentir de las gentes que de otra manera ignoraríamos.
SAGAS Y POESÍA
Eddas y sagas emanan de una rica
tradición oral que no se plasma por escrito hasta que la influencia de las
hagiografías cristianas y otras obras de corte medieval que comenzaban a
elaborarse en Islandia incita a sus autores a recoger las historias de sus
antepasados.
Escaldo, ilustración de Christian Krohg. Fuente: mikespassingthoughts.wordpress.com |
Es habitual que
incluyan poemas intercalados en el texto, ya sea como parte de la narración,
cita histórica o composición declamada de los protagonistas. Lejos de ser un recurso
preciosista, un adorno, algunos de estos poemas tienen un peso trascendental en
el propio desarrollo del argumento, o son recogidos como legado histórico que
reafirma lo narrado. Más allá de eso, algunos de estos poemas tienen un valor
destacadísimo por sí solos.
Esta poesía en antiguo nórdico puede
agruparse en dos tipos: la poesía éddica y la poesía escáldica.
La poesía éddica, nacida de la
tradición oral, se caracteriza por una métrica simple en la que las figuras
poéticas propiamente nórdicas, kennings
y heiti, se usan con moderación. Se
trata de las composiciones más antiguas; extensos poemas mitológicos y heroicos
nacidos del acervo común de los pueblos germánicos.
En la poesía escáldica la composición
está sometida a rigurosas formalidades. Encontramos una métrica definida y
compleja, sintaxis elaborada e intencionalmente estética y un uso extenso de
las figuras poéticas, así como una elaboración y desarrollo de las mismas. Se
trata de una poesía cortesana, desarrollada por poetas profesionales, los
escaldos, que, al servicio de un gran señor, ensalzaban las cualidades o
hazañas del mismo. Llegaron incluso a reconocerse como fedatarios de los
acontecimientos, cronistas de su época.
Ejemplo de verso aliterado en castellano. |
En el verso aliterado propio de composiciones del mundo germánico, finés y
estonio, entre otros, encontramos que el verso se divide en dos partes,
hemistiquios, que comparten un sonido en común, de manera que en la primera
mitad dos palabras aliteran entre sí y con una de las palabras de la segunda
mitad. El sonido reiterado suele ser la raíz de la palabra, por lo general su
sílaba inicial. La pauta tiene más sentido en las lenguas germánicas que en
castellano, donde resulta complejo de cumplir.
La necesidad de aliteración y el
gusto por temas, realidad y asuntos más o menos recurrentes, dio lugar a la creación
de perífrasis y metáforas. Con el tiempo, esta forma elaborada y poética de
sustituir palabras comunes se desarrolló, y mucho, dando lugar a creaciones
complejas, a formas definidas y reconocidas, de gran belleza.
Así pues, en vez de la prosaica palabra
«sangre», se utilizó «sudor de la batalla»; en vez de «aire», «casa de los
pájaros». Estos kenningars se
convirtieron en un arte en sí mismo, y llegaron a evolucionar a formas
realmente complicadas, creándose metáforas de metáforas anidadas.
Los heiti, por su parte, consistían en el uso de palabras o expresiones
«evocadoras», en sustitución de palabras de uso habitual.
Emplearán «corcel» en lugar de «caballo»,
«ave» en lugar de «pájaro». Podían usarse arcaísmos, extranjerismos,
sinécdoques, referencias mitológicas… Con el tiempo también estas figuras se
desarrollan, autoreferenciándose y entremezclándose con los kenningars.
En el desarrollo de su arte, los
escaldos, como poetas profesionales, llevaron los requisitos formales y
métricos de la poesía escáldica y a
elevadas cotas de elaboración y preciosismo.
Muy instructivo e interesante.
ResponderEliminar¡Gracias! El mundo de las sagas islandesas es tan desconocido ( para nosotros) como interesante. Queda mucho que decir sobre ellas, en lo histórico y literario. Habrá más artículos como este. Un saludo.
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