Saludos. El advenimiento de los turcos y su posterior
islamización puso fin al periodo que ya hemos visto en el periodo samánida llamado “intermedio iranio”. Desde ese momento, tras el dominio árabe y el
iranio, sería el turco el que ostentaría la preminencia en el mundo islámico.
Pues turcos serían los primeros rivales de las Cruzadas, y turcos serían los
que vencerían finalmente al Imperio Romano de Oriente y a los estados
Cristianos de Oriente, y turcos serían los únicos capaces de detener la
expansión de los pueblos mongoles en el siglo XIII. Sucesivas dinastías de este
origen se fueron sucediendo en el poder, y de entre ellas, serían los
selyúcidas la de mayor impacto en la Historia, pues no solo cambiaron en cierta
manera el mundo con su llegada, sino de que sus cenizas se levantaría otro gran
imperio, que heredaría por derecho de conquista el verdadero poder de los
emperadores romanos. Pero vayamos paso a paso.
Como ya vimos en los artículos sobre la
dinastía samánida, el siglo X fue la época en la que los pueblos turcos de la
estepa, que ya había sido ocupada por los restos del desaparecido imperio de
los Gökturks, intentan entrar a la fuerza en la Transoxiana. Sólo la eficiente
administración de los gobernantes samánidas fue capaz de cerrar la inmensa
frontera de esta región con la estepa. Administración y política que, a veces,
recurrió a la artimaña de pactar con tribus turcas apoyo para luchar con otras
tribus turcas invasoras. Y fue en uno de estos tratados cuando encontramos por
primera vez el rastro de una tribu dirigida por un tal Seldjik, que fue
reclutada por los samánidas y asentada en la Transoxiana bajo la égida
samánida. Seldjik procedía del otro lado
de la estepa, donde su rastro se haya en la lista de nobles al servicio de un
príncipe turco llamado Bogu. Seldjik cayó en desgracia y fue desterrado, y con
su tribu, formada por apenas cien jinetes y sus rebaños de ovejas y camellos,
cruzó aquel páramo y se asentó cerca de la frontera transoxiana. Allí
prosperaron y abrazaron el islam, y a través del control de sus territorios,
que no pararon de crecer, adquirió fama suficiente como para atraer la atención
de Abul Kasim, de la casa de los samánidas, que en su guerra con Ilik Khan de
los qarajaníes, vio ventajoso aliarse con Seldjik. Así recibió este un
principado, unas tierras de las que fue nombrado oficialmente administrador, en
la órbita del oriente iraní.
Turcos selyúcidas. Fuente: Factoría histórica |
Seldjik tuvo hijos, y uno de
estos tuvo otros dos hijos llamados Toghrul y Tchakar. Estos dos hermanos
trabajaron siempre juntos, hombro con hombro, por el futuro de su dinastía. Fue
cuando ya el territorio samánida estaba siendo dividido entre los qarajaníes de
Ilik Khan y los gaznávidas (que habían servido a los propios samánidas) por el
sur, ambas dinastías conspiraron para eliminar a estos “seldjuk”, pero Toghrul
y Tchakar se habían convertido en un duro hueso de roer. En primera instancia,
derrotaron a los qarajaníes, y luego a los gaznávidas que fueron en su ayuda, y
luego a los jorezmitas. Pensemos que estos hermanos, a pesar de vivir en una
zona sedentaria, mantenían sus costumbres nómadas. Cuando tenían que
desaparecer, lo hacían. Cuando querían guerrear, enviaban a su familia y
posesiones a esconderse en el desierto, y ellos se quedaban para guerrear.
En el año 1030, los selyúcidas
se habían desplazado, para desesperación de las ricas ciudades de esta región y
de la propia administración de los gaznávidas, a Jurasán, el corazón de Irán.
Las ricas ciudades de esta región se vieron atormentadas por sus veloces
ataques y saqueos . En los siguientes cinco años, los ejércitos gaznávidas
fueron derrotados una y otra vez por los seldjucidas, hasta que totalmente
agotadas, las ciudades optaron por abrirles las puertas y dar la espalda a
Mas´ud, hijo de Mahmud el grande. Así fue como los selyúcidas se hicieron con
las ricas ciudades de la región y pasaron a convertirse en sus gobernantes. En
su administración, Togrhrul se quedó con el poder político y Tchakar, con el “ministerio
de defensa”. ¡Ja! Los gaznávidas fueron
definitivamente derrotados en el 1039 por los selyúcidas, y su último
gobernante, Mas´ud, huyó a Gazni, donde murió poco después.
Establecieron la base de su poder
en dos ciudades: Nishapur y Belkh, y ya como líderes indiscutibles de esta
región, ya en pleno periodo búyida, se convirtieron en un poder fáctico en la
zona. Desde Jorezmia fueron llamados por su príncipe para ayudarles a vencer a
uno de sus generales rebeldes. Un error. Toghrul y Tchakar no tardaron en
vencer a ambos y adueñarse también de esta región.
Cuando ya los últimos príncipes
búyidas gobernaban con dificultad desde Bagdad, Toghrul y Tchakar se adueñaron
de Azerbayán, atrayendo la atención del califa abásida que en aquellos momentos
era sostenido a duras penas por los búyidas. Este califa comenzó a escribir dulces cartas,
buscando su apoyo para deshacerse de sus “carceleros” iranios y chiíes búyidas.
Su administración ya estaba debilitada y no conseguía mantener la paz en el
territorio. Fueron los selyúcidas los que aseguraron de nuevo la ruta de Bagdad
a La Meca. Por aquel entonces ya acompañaba a su tío un joven y prometedor
príncipe llamado Alp Arslan, hijo de Tchakar. Quedémonos con este nombre. Bien,
parte de esta historia ya la narramos hablando de los búyidas: el califa invitó
a Toghrul a Bagdad y con astucia, este hizo prisionero al último príncipe de la
dinastía, ocupando su lugar al frente del poder político del califato en el
1053. Y entonces, estudiando las estructuras de estado que habían creado los
búyidas, los selyúcidas decidieron mantenerlas y simplemente, ocupar su lugar,
asegurando la división entre el poder político terrenal, que quedaría en sus manos,
y el religioso, que seguiría en manos de los califas abásidas encerrados en su
jaula de cristal. Además, puesto que ellos mantenían su faceta militar y su
vida nómada, el estado fue apuntalado sobre los sabios visires y estadistas
iranios que habían servido también a los búyidas. Y los selyúcidas tuvieron la
suerte de contar con algunos de los mejores visires Así fue como esta
dinastía se colocó a la cabeza del mundo
islámico. En el 1054, los selyúcidas lanzaron
una apabullante incursión en el Imperio Romano de Oriente a través de
las tierras azeríes con tal éxito que su prestigió quedó totalmente
consolidado.
Fuente: Histoire islamique |
Debemos explicar que, aunque a
todos los efectos mandaban los selyúcidas, sobre el papel, el estado al que
representaban seguía siendo el califato abasí, que de manera oficial sólo
desaparecería cuando los mongoles tomaron Bagdad. Nunca hubo un estado seldjúdida.
Al menos con ese nombre. De hechos, estos líderes recibirían el título de “emires”,
que ya habían recibido los búyidas antes que ellos.
En el año 1063, el último de los
dos hermanos, Toghrul, falleció tras veintiséis años de liderazgo de su
dinastía, y fue Alp Arslan el que le sucedió. Este príncipe turco resultó ser
de lo más competente en todos los asuntos militares, y supo rodearse de buenos
visires y consejeros en los asuntos que no dominaba. Se decía de él que era un
estudioso de los clásicos, y que conocía bien la vida de Alejandro Magno, con
quien, en secreto, se comparaba. El gobierno de Alp Arslan llevó a los selyúcidas
más allá del Tigris y el Eúfrates, hasta Asia Menor. Esta fue la primera vez
que los turcos pisarían este territorio, que siguen gobernando actualmente. Es
decir, hasta Alp Arslan no hubo turcos en “Turquía”. Ojo al dato.
La política de Alp Arslan hacia
los romanos fue simple: guerra sin cuartel. Esto llevó a la gran batalla de Manzikert,
en el 1071, en el que los turcos derrotaron de forma aplastante a los ejércitos
del emperador Romano IV e incluso lo capturaron, lo que provocó una cadena de
acontecimientos que llevó a una profunda crisis en el Imperio Romano cuando
Romano IV regresó, pues había otro en su lugar, y permitió que los turcos
invadieran Anatolia casi sin oposición. Los romanos solo pudieron mantener
territorios costeros, mientras que los selyúcidas crearon un sultanato, al que
llamaron “Rum”, por los “rumíes”, es decir, los romanos orientales que habían
gobernado aquellas tierras hasta aquel momento.
En efecto, la rapidísima expansión de Alp Arslan, que pronto llegó al Mediterráneo,
pero también se extendió hacia el interior de Asia, hasta las fronteras con
China a lo largo de la Ruta de la Seda, respondió a los desafíos de su
administración creando pequeños principados al cargo militar de la casta turca selyúcida.
Victoria de Manzikert. Fuente: Batallas Históricas |
Durante el reinado de Alp Arslan,
nombró visir a Nizam al Mulk, el persa. Nizam al Mulk es sin duda el visir de
visires. Un hombre de estado que dejó un legado espectacular de textos sobre
buen gobierno, y una serie de escuelas avanzadas que asentarían las bases para
las futuras universidades. Fue una época gloriosa, en la que coincidieron personalidades
como Omar Khayam, filósofo y matemático, famoso autor de los hermosos “Rubayat”,
y hombres brutales como Hassan ibn Sabbah, el “viejo de la montaña”, líder de
la secta de los “hashashins”, a quienes gobernó desde la fortaleza ismaelita de
Alamut, el Nido del Águila. Diversas tradiciones unen a estos tres personajes,
pero esto es dudoso o, al menos, no coincidente en las fuentes. Lo que sí se
sabe es que esta época fue esplendorosa, pues en ella floreció aquella semilla
de estado islámico concebido, depurado y administrado por funcionarios de la
escuela persa.
Bien, tras su expansión en
occidente, Alp Arslan cabalgó hasta el extremo oriental de sus dominios para
luchar contra los jorezmitas. Fue durante esta campaña, una vez había designado
a su hijo Malikshah como sucesor, cuando,
al parecer tras una reyerta, Alp Arslan
cayó mortalmente herido tras un principado de doce años, en el 1072. Así llegó
a ser Primer Emir el joven Malikshah, que llevó a su dinastía al esplendor
total, aunque sus primeros cinco años los tuvo que dedicar a apaciguar a
familiares rebeldes que intentaron quitarle el puesto. Malikshah tuvo la suerte
de contar con Nizam Al Mulk como visir, por lo que la continuidad del estado y
el bueno gobierno estuvo garantizada y bien impregnada de ese componente
estatal persa, que se convirtió en la lengua oficial de la diplomacia, al mismo nivel que el árabe. El estado protegió y favoreció el auge de la lengua persa también en las artes, como la literatura y la poesía. De este modo, el persa se equiparó e incluso superó al árabe en importancia, ya que los gobernantes turcos preferían utilizar el persa como idioma de la corte. Curiosamente, el idioma turco quedó relegado al ámbito privado de estos emires.
Busto de Nizam al Mulk, el más brillante visir que jamás sirvió a los emires selyúcidas. |
Si bien es cierto que los selyúcidas
aprovecharon la estructura estatal de los búyidas, la cultura esteparia turca
llegó finalmente a provocar algunas decisiones que terminarían por debilitar al
estado. Recordemos que los búyidas mantuvieron siempre tres principados
independientes. Las disputas internas se limitaban a ponerse a la cabeza de
cada uno de esos principados, pero estos, de alguna manera, eran una estructura
fija de dominio territorial. Bien, los turcos tenían otra tradición y
concepción de estado. Para ellos, los lazos de sangre primaban sobre los
estados fijos. Eran nómadas, y la idea de un estado inmutable no tenía mucho
sentido. Fue Malikshah, como parte de su política de pactos para asegurar su
reinado, quien comenzó a crear pequeños principados y regiones al cargo de
familiares suyos, que comenzaron a funcionar de manera más o menos autónoma,
pero en la que las fronteras de sus posesiones demostraron ser más que
flexibles, y tenían mucho margen para disputárselas. Malikshah recorrió sus
inmensos dominios, desde el Mediterráneo, pasando por Yemen y la Transoxiana,
al menos doce veces, precisamente como elemento cohesionador. Su corte era
itinerante, cosa que podía hacer porque las estructuras de gobierno estaban
bien asentadas por sus visires. Pero cuando Malikshah falleció, en el año 1092,
esa cohesión desapareció, y el “imperio” selyúcida como dominio unificado,
desapareció. Esto tuvo diferentes efectos en las partes oriental y occidental
de su imperio.
En el
este, el poder de los selyúcidas fue rápidamente sustituido en la Transoxiana
por otras dinastías turcas que fueron
llegando desde la estepa. Así encontramos turcos gobernando Jorasmia, o los
Kara Kitai, u otras dinastías de la que quizás hablemos más adelante.
En occidente
florecieron los pequeños principados gobernados por los selyúcidas, pero
cayeron en numerosas luchas civiles que acabaron con su poder. Fue en esta
época cuando llegaron las Cruzadas. Eran tiempos turbulentos y no hubo un poder
centralizado que pudiera hacer frente a la llegada de los ejércitos cruzados.
Los fatimíes en Egipto, que habían nombrado su propio visir, ocuparon parte de
Siria, por ejemplo, territorio que había estado bajo control selyúcida. Por eso, hasta Saladino, fundador de la
dinastía ayubí, no hubo una resistencia organizada contra las fuerzas invasoras
cristianas.
El periodo selyúcida aseguró el esplendor del Irán islámico. |
LOS EJÉRCITOS SELYÚCIDAS EN LOS WARGAMES.
III 73, opción a, de MFarrow |
En DBA, los selyúcidas son la lista III/73, con terreno
estepario y agresividad 3. La lista cubre tanto el “imperio” selyúcida como los
emiratos que le sucedieron, incluso con la opción del sultanato de Rum. Pero
nos centraremos en la opción b, la que el libro describe como “otros”, pues
representan los ejércitos selyúcidas del periodo abarcado en este artículo. Se
trata de un típico ejército estepario, con general Cv, que son nobles turcos tipo ghilmen; 8
peanas de LH, que son los arqueros montados turcos y turcomanos y luego, tres
peanas con muchas opciones. Una de ellas representa caballería beduina (2LH o
bien 3Cv), equipados con lanza pero no
arco. Las otras dos pueden ser arqueros, psilois y auxiliares, aunque también
LH. Estas tropas representan infantería procedente de los grandes dominios de
estos turcos.
En
ADLG, la lista es la 195. Tiene un buen factor de mando, sobre todo por Alp
Arslan. Los nobles turcos son caballería pesada con arco, tipo ghilmen, con
opciones de élite, y los arqueros a caballo, superiores. Luego tienen opciones
reguleras de infantería auxiliar, como arqueros, jabalineros, y cosillas así.
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