La mayor parte de los antiguos escandinavos eran
granjeros y vivían en haciendas dedicadas a las actividades ganaderas. La
unidad económica y social de este pueblo era la granja. Estos asentamientos
estaban compuestos por una sala principal y algunos edificios accesorios
rodeados por una cerca o murete. Las haciendas se construían, por lo general,
en lugares elevados que favorecieran la visibilidad y el drenaje del terreno,
próximas a un curso de agua. Los campos adyacentes se dedicaban al cultivo de
grano, vegetales (guisantes, repollo, cebollas), algunas frutas (manzanas,
peras, cerezas, bayas), y sobre todo del pasto, necesario para alimentar al
ganado durante el invierno.
Hacienda. Fuente: www.q-files.com |
La actividad ganadera fue fundamento de la hacienda nórdica, especialmente el ganado bovino. Tal importancia quedó plasmada en el lenguaje, pues la palabra para «ganado» y «dinero» fue la misma. Las vacas lecheras, de menor alzada que en la actualidad, con unos ciento veinte centímetros de altura, proporcionaban leche que podía procesarse en alimentos de fácil conservación, además de carne. No tenían demasiados toros. La mayoría se sacrificaban. Eran una ofrenda habitual en los ritos, antes del invierno, para evitar que consumieran el forraje almacenado.
Las ovejas tuvieron su significación, apreciadas por
su lana, su leche y carne. Se criaron caballos, el hermoso y resistente caballo
norteño, de poca alzada, muy similar a los actuales caballos islandeses, no
solo por su utilidad para la monta y el acarreo, sino también por su carne, muy
estimada. Fueron animales de una especial consideración, utilizados en los
sacrificios, en los banquetes rituales y en las peleas de potros. No hay saga
antigua que no mencione con deleite la hermosura de algún caballo y encontramos
más animales domésticos vinculados a las haciendas: cabras, cerdos, perros,
gatos, ocas…
El cultivo de heno resultó esencial para mantener a
todos estos animales durante el duro invierno norteño. El ganado se estabulaba
y alimentaba con las reservas de forraje, de manera que la cantidad de ganado
que sobrevivía a los fríos estaba estrechamente vinculada a la producción y el
almacenaje de heno. En un cálculo aproximado que debe tomarse como mera
orientación, se necesitaron más de dos toneladas de heno por cada vaca
estabulada durante esta estación. Una granja media podía tener alrededor de
veinte a cuarenta vacas lecheras. En un buen año podían producirse entre 0,5 y
0,9 toneladas de heno por hectárea. Esto supone que las granjas grandes
requirieron de veinte a ochenta hectáreas de tierra dedicada al cultivo de heno
para mantener su ganado durante el invierno.
Reconstrucción de hacienda en Lejre. Fuente: www.visitdenmark.nl |
La recolección, la caza y especialmente la explotación
de los recursos marinos (algas, peces, moluscos y ballenas) completaban la
economía alimentaria de las haciendas nórdicas. Esta estructura de asentamiento
se empleó desde tiempos previos a la era vikinga, y fue utilizada en las
colonias escandinavas, con algunas modificaciones según los materiales de
construcción y las posibilidades del entorno.
La sala
La sala era el edificio principal y el fundamento de
todo asentamiento. Sus dimensiones oscilaban de los cinco a siete metros de
ancho y de quince a setenta y cinco de largo, según la riqueza y el estatus del
propietario. Los muros, dependiendo de la materia prima disponible y de
variantes regionales, podían ser de piedra, madera, zarzo e incluso turba.
Estas paredes se combaban hacia afuera, siendo más gruesas en su parte media
que en los extremos, y podían aparecer apuntaladas por postes de madera.
Estructura, pilares, puntales y vigas eran siempre de
madera. Los troncos de calidad y de la dimensión apropiada para la construcción
no siempre estuvieron disponibles, y eso condicionó las características de los
salones. Basta pensar en la escasez propia de asentamientos insulares de clima
desfavorable, como Groenlandia e Islandia, y añadir que en la propia
Escandinavia de origen la buena madera para construcción no estaba al alcance
de todos. Como muestra, señalar que se ha observado una merma en las calidades
constructivas de los navíos según avanzó la edad vikinga, en relación con la
menor disponibilidad de madera apropiada.
Plantas de salas de diferente estatus. Fuente: madaconservation.org |
Los pilares y demás elementos estructurales iban
apoyados sobre basas de piedra que aportaban cimentación y aislaban la madera
del contacto con el suelo, protegiéndolos de la podredumbre. El entramado de
columnas sustentaba el tejado y los muros apenas soportaban tensiones de carga.
La unión de estos elementos se realizaba mediante diferentes ensamblajes y
clavijas de madera, antes que con clavos de hierro. La estructura interna
consistía en dos líneas paralelas de postes de madera soportando las vigas.
Estas líneas de pilares dividían el interior en tres espacios. El corredor
central, más ancho, era tierra apisonada, en ocasiones enlosada con placas de piedra.
El foso para el fuego estaba situado en el centro.
En los corredores laterales se elevaban los bancos, de
madera o de tierra apisonada cubierta de madera. Eran profundos, de un metro y
medio, y proporcionaban una superficie donde sentarse, comer, trabajar y
dormir. Según las dimensiones de la sala y las necesidades, podía existir un
banco a cada lado o solo en uno de los lados. No resultaba inusual encontrar
bancos en salas de trabajo, como en la sala de las mujeres, de menor fondo,
destinados tan solo a lugar de asiento. Cerca de la unión entre la pared y techo había unos
agujeros para facilitar la evacuación del humo y permitir algo de iluminación
natural. En ocasiones eran algo mayores y cumplían la función de ventanucos que
podían cubrirse para mantener el calor interior. La luz natural entraba a
través de las puertas abiertas y de estas limitadas aberturas, por lo que las
salas eran oscuras y ahumadas, excepto en los días de mejor tiempo, en los que
podían abrirse puertas y ventanas. Lámparas simples, fabricadas en piedra
vaciada, donde quemaban aceites de origen animal, proporcionaban algo de
iluminación suplementaria. Podía haber más de una puerta exterior en el
edificio, habitualmente protegida por un soportal, con objeto de facilitar el
acceso a las dependencias de trabajo.
Sala tipo. Fuente: ancient-origins.com |
Algunas casas contuvieron objetos colocados bajo
elementos estructurales, que han sido interpretados como ofrendas de culto. Se
han encontrado hojas de lámina de oro repujada debajo de algunos puntales
importantes, huesos de animales enterrados bajo los muros y puntas de lanza. El
interior de las salas solía estar dividido en habitaciones mediante paneles de
madera.
-
En ese caso, podemos encontrar distintos espacios:
- Entrada o recibidor que hacía las veces de almacén, guardarropa de trabajo y de aperos y dormitorio de esclavos.
- Espacio central multipropósito.
- Cuadras.
- Sala de las mujeres.
- Salas de la familia, o lugares de reunión menos públicos que la habitación principal.
- Letrinas.
- Almacenes más o menos especializados (cubas, de heno, de alimento seco, etc.).
Ciertas partes de la bancada principal se cerraban con
paneles de madera formando alcobas para los habitantes de mayor rango. Dentro,
las pequeñas camas sugieren que se dormía reclinado o sentado. Las viviendas
contaban con escaso mobiliario, destacando la existencia de cofres y arcones.
Aparecían taburetes sencillos, de tarugos o de tres patas. El tan simbólico
sitial no era una silla o trono, sino un lugar de honor destinado al cabeza de
familia. En algún caso puede tratarse de una simple plataforma baja que hacía
destacar a quien se sentara en ella. Tras el sitial se levantaban unos postes
tallados, cargados de significado y vinculados al tutelaje espiritual familiar.
Las familias pudientes decoraban sus muros con paneles de madera tallados,
pinturas, telas, escudos decorados y tapices.
La ciudad
Existió cierto urbanismo a
instancia de los reyes poderosos de la era vikinga. Centrándonos en
Escandinavia, encontramos que en algún caso fueron asentamientos vinculados a
antiguas sedes reales, como Upsala, pero, mayoritariamente se trató de
ciudades-puerto comerciales creadas bajo el impulso real y su tutela,
imprescindible para garantizar cierta paz comercial que permitiera el
intercambio de mercancía, actividad que generaba ingresos a los soberanos en
modo de impuestos. Estas ciudades podían no tener una vida muy dilatada, y
muchas de las fundadas en un primer momento, a comienzos del siglo viii, desaparecieron y fueron
sustituidas por ciudades de nueva creación a partir de siglo x.
Las ciudades se dieron en
lugares de fácil acceso para los comerciantes, puertos localizados en enclaves
estratégicos vinculados a las rutas comerciales de los nórdicos. La propia
Escandinavia servía de centro y unión entre las rutas del este (rusas,
bizantinas, árabes) y del oeste (inglesas, irlandesas y francas). Contaban con
unas leyes que las regían de manera particular, suponemos que principalmente
referidas a materia de tasas e impuestos, y estaban férreamente controladas por
los reyes, mediante las figuras de representantes reales.
Estos asentamientos podían
tener una ocupación continuada, pero la estacionalidad marcaba el número de
habitantes. La climatología condicionaba el transporte de productos, y por lo
tanto el número de personas vinculadas a su manufactura, intercambio y
distribución. Los centros comerciales aglutinaron un entramado de artesanos
especializados en la producción de bienes comerciales más que objetos de
consumo cercano. Son frecuentes los talleres de distinto tipo. Dado que los
habitantes no requerían producir lo que consumían, no vivían en haciendas
ganaderas diseminadas como el resto de la población, sino en casas de menores
dimensiones (cinco por diez metros en los ejemplos de Hedeby), con una sola
habitación o divididas en talleres, almacenes, hornos… Los talleres podían ser
exteriores. Una cerca ligera delimitaba las parcelas. Los techos de las casas
casi se tocaban entre sí sobre los caminos pavimentados de madera. Podían darse
viviendas de construcción más sencilla, de adobe o zarzo, o incluso de tiendas
de tela, de uso estacional. La basura y restos se acumulaban en montones.
Recreación del asentamiento de Birka. Fuente: imgur.com |
Estas ciudades estaban
habitadas y compartidas por otros pueblos, aliados o socios comerciales, como
curios, frisones, gotlandeses, eslavos, fineses… que, suponemos, aportaban sus
propios usos constructivos, toda vez que se han encontrado sugerencias de la
existencia de puertos separados, o la clara muestra de cementerios más o menos
compartidos de distinto origen y tradición funeraria.
El gran salón real
A lo largo de la historia
del pueblo escandinavo se dio una evolución estructural de la sociedad, desde
pequeños grupos sociales independientes que compartían normas y costumbres,
hasta la existencia de reinos supraregionales. Este cambio, desarrollado desde
la Edad del Hierro escandinava y en su apogeo entre los siglos vi y viii,
se debió a crisis (empeoramiento climático, pandemias) e impulsos (adopción de
la vela en las embarcaciones, mayor abundancia de oro llegado a través de la
estructura romana) y supuso el surgimiento de una élite de corte guerrero que
aglutinó poder y riqueza en torno suyo. Estos caudillos, aunque ejercieron su
influencia en un ámbito territorial y humano limitado, cambiaron la estructura
social.
Incapaces, por la dispersión
geográfica y política propia de la Escandinavia, de crear y sostener un
entramado que les permitiera ejercer un control efectivo sobre el territorio,
debieron valerse del poder ejercido de manera directa, esto es, vincularse a
grupos de guerreros especializados que los respaldasen. Estas estructuras, de
corte claramente germánico, son una evolución del antiguo comitatus. Organiza así el jefe su grupo de guerreros vinculados,
su hird, y establece un dominio casi
militar del territorio. Esto requiere, por una parte, un aporte económico
importante que les permita vivir y equiparse de acuerdo con su condición de
guerreros profesionales, y por otra, la elaboración de un imaginario de
prestigio alrededor de estas castas.
Alzados y planta de gran salón . Fuente: arqueolugares.blogspot.com |
Planta de gran salón. Fuente: hurstwic.com |
Nació la necesidad de vivir
en un tiempo de conflicto casi constante. Conflicto que justificase la propia
existencia de bandas guerreras y que permitiera una entrada de botín
continuada. El prestigio fue sencillo de asociar a vistosos hechos de armas, a
actuaciones de valor y heroísmo que, a instancias de los mismos caudillos,
quedaron plasmadas en narraciones, poemas, sagas y cantos. Tan efectiva resultó
esta campaña de reorganización social que se cree pudo incluir o influenciar a
la propia práctica religiosa, no solo otorgando al caudillo un mayor papel
prominente como oficiante religioso-ritual y sacrificador, sino también
alterando la propia estructura del panteón nórdico. Así pues, ¿qué son Odínn y
sus guerreros, el Valhöll mismo, el ideal de morir en batalla, sino una
transposición de esta nueva estructura? La posición prominente de Týr en los
episodios del Ragnarök y ciertas de sus atribuciones, tal vez reminiscencias de
un pasado en el que ostentó mayor estatus, contrastan con el escaso papel de
este dios en el resto de las «historias de los dioses». La numerosísima
toponimia vinculada al dios Thórr, indicativa de la gran estima que despertó su
culto, sus aspectos originales de dios campesino, vinculados a la producción y
las cosechas, contrasta con el papel subordinado y su inclinación hacia el
contexto guerrero posterior. ¿Fue la religión modificada por una élite que
«creó» un dios, Odínn, a su imagen y semejanza, y distribuyó al resto de
dioses, modificó sus aspectos y áreas de influencia, para adaptarlos en un
reflejo del nuevo orden social?
Odinn |
Los caudillos necesitaron de
un lugar donde alojar estas «cortes de guerreros», al mismo tiempo que
requirieron de un medio para demostrar su poder, riqueza y estatus. Surgieron
los grandes salones, monumentales residencias reales desde las cuales los
poderosos ejercían su influencia en el territorio puesto bajo su arbitrio. Dada
la dispersa población y la compleja geografía, así como la falta de poder
efectivo «más allá del alcance de su espada», cada rey dispuso de varios
salones grandes entre los cuales viajaba. No existió una sede de poder única, y
la corte, si podemos llamarla así, estaba donde estaba el rey. Recorría su
reino acompañado de su hird,
alojándose en sus múltiples residencias, e imponían su autoridad de una manera
tangible, directa. En su ausencia, estas ostentosas viviendas eran un monumento
a su poder y autoridad.
Como hemos visto, la
religión muestra la impronta de estas sedes de poder cargadas de simbolismo,
con todas las grandes residencias de los dioses mencionadas en los textos, con
el Valhöll a la cabeza. También las encontramos innumerables veces en la
literatura heroica y en las sagas. Para ilustrarlo basta mencionar el Heorot
(Salón del Ciervo) del Beowulf, el
gran palacio del rey Hroðgar, descrito con una carga y significado enormes.
Estas viviendas monumentales
fueron erigidas sobre cerros naturales o terrazas artificiales, en centros de
arraigo cultural y social. No estaban exentas de connotación religiosa y se
emparentaron con la historia, real y legendaria, de un pueblo o linaje
determinado. Así pues, las sedes aparecen junto a lugares de enterramiento muy
anteriores, continuados o no, y sufren numerosas modificaciones y
remodelaciones. Las casas reales del siglo ix
se levantan en el emplazamiento de mansiones anteriores datadas en la era de
Vendel (550-793 d. C.), o incluso antes, y en ocasiones dan muestra de una
ocupación interrumpida. En un mundo donde la familia y la pertenencia a una
estirpe son de vital importancia social, no cuesta imaginar la existencia de
lugares ancestrales, sedes casi legendarias enraizadas en el tiempo, asociadas
a un linaje antiguo.
Gran salón recreado en Lofoten. Fuente: wordandsilence.com |
En lo físico, eran estas
grandes salas un modelo magnificado (hasta ochentaitrés metros de largo) de la
sala común escandinava descrita más arriba, y mantenían sus características y
detalles en una dimensión mayor y con excelentes calidades de materiales y
acabados, especialmente la habitación de banquetes, como lugar central social y
destinado al culto.
Krake
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy interesante ver, la composición de los hogares y la ciudades scandinavas, muy buen aporte
ResponderEliminarHermandad del Grifo
Chile
https://hermandaddelgrifo.blogspot.com
Excelente! Muchas gracias.
ResponderEliminarY a más de un reyezuelo lo quemaron sus enemigos bloqueando las salidas de los grandes salones y metiéndoles fuego.
ResponderEliminar