Tesoro tartésico. Fuente El correo de Andalucía |
Saludos. Volvemos a los asuntos
púnicos, a la guerra quizás más asombrosa jamás librada, de la
que surgieron los generales también más asombrosos, y que daría
forma definitiva al Mare Nostrum.
Bien, situémonos: la I Guerra Púnica
había acabado con la derrota de Cartago y un duro tratado de paz,
bastante humillante, que les obligaba no solo a abandonar Sicilia,
sino a pagar una suma exorbitante de dinero para resarcir a Roma.
Tras la evacuación de Sicilia, los mercenarios, que no recibieron el
dinero que se les debía, formaron una gran revuelta que se extendió
por toda la influencia de Cartago, la Guerra de los Mercenarios, en
la que sólo el genio militar de Amílcar Barca salvó a la ciudad,
que se vio en una situación desesperada. Y como los mercenarios de
Cerdeña también se rebelaron, cuando los cartagineses prepararon
una fuerza expedicionaria, los romanos los acusaron de romper la paz.
Los obligaron a renunciar a Cerdeña, corrigiendo así estos la
excelente negociación de paz que había hecho Amílcar al final de
la I Guerra Púnica, tras la que había conseguido dejar Cerdeña
fuera de las condiciones. Tras Sicilia, la pérdida de Cerdeña fue
crítica, pues negaba a los cartaginses una de sus fuentes
principales de recursos y mercenarios.
Pues bien, fue en ese momento cuando
Cartago, designando a Amílcar Barca, intentó recuperar el poder que
había perdido mediante un plan tremendamente ambicioso: la conquista
de la Península Ibérica. Pero, ¿por qué Hispania, esa «tierra de
conejos», en los límites del mundo conocido? Acompáñennos,
queridos lectores, en la búsqueda de la apasionante respuesta a esta
pregunta.
Hispania
Lo primero que
hemos de saber es que la costa de Hispania, era conocida desde hacía
siglos por griegos y fenicios, que desde el siglo X a.d.C. habían
ido llegando a ellas. Los mismos fenicios que fundaron la colonia de
Cartago también fundaron puestos comerciales como Gadir, la actual
Cádiz. Allí, los fenicios entraron en tratos con una boyante
cultura local, Tartessos, rica en bronce y otros metales, así como
otros pueblos íberos costeros, pueblos que a través de estos
contactos fueron adoptando la moneda y la escritura con el alfabeto
que usaban griegos o fenicios, según su zona de influencia.
Mientras, Roma era poco más que un villorrio fundado por fugitivos
de otras ciudades que vivían en los pantanos.
Embajador romano en el senado cartaginés. Fuente: Museo Metropolitano |
Cuando el poder
de Tiro menguó tras el avance del imperio persa, Cartago se
independizó. Hizo la guerra a Tartessos y los borró del mapa, y
tomó el control de las colonias de Hispania. Estaban por lo tanto,
perfectamente informados de lo que podía haber en el interior de
aquellas tierras.
Lo segundo que
hay que saber, y que es algo que suele ser ignorado, es que los
romanos y los cartaginses ya se conocían mucho tiempo antes de las
guerras púnicas. De hecho, habían firmado al menos tres pactos
antes de llegar a las manos en Sicilia. Estos pactos habían sido
registrados en tablillas de bronce, conservadas por los ediles, y que
el historiador Polibio pudo consultar durante la elaboración de su
obra. Pues bien, el primero de estos tratados lo firmaron los
primeros cónsules que tuvo la recién estrenada República, en el
509 a.d.C. En ese tratado, Cartago participó como miembro fuerte del
pacto, renunciando a cualquier interés sobre los pueblos del Lacio a
cambio de prohibir a los romanos navegar más al oeste del Cabo
Hermoso, situado al oeste de la punta de África. Es decir, ceden a
los romanos una parte que a ellos no le interesaba a cambio de vetar
su acceso a la rica región occidental del Mediterráneo.
En el 348 a.d.C
se estableció un segundo pacto, en el que de nuevo se limitaba la
zona de navegación a los romanos alrededor de la península ibérica
y se listaban los aliados «intocables» de cada parte para que no
fueran atacados por el otro. Y en el 279 a.d.C. hubo un tercer pacto
de alianza contra Pirro de Epiro.
Pues
bien, de todos estos pactos, más los que seguirían a la I Guerra
Púnica, se puede leer que el dominio occidente mediterráneo nunca
había sido discutido por Roma. Cuando Amílcar cruzó desde África
a la península, no estaba violando ningún pacto, y fue solo cuando
a Roma llegaron los ecos de los éxitos cartagineses en Hispania
cuando los romanos se dieron cuenta de su error y corrieron a
buscarse un aliado cualquiera, encontrando a Sagunto útil para estos
fines, pues situaron en ella y en el río que pasa cerca (el Júcar,
no el Ebro, un error de Polibio), el límite «aceptable» de los
dominios cartagineses en la península.
Lo
tercero que hay que saber es que Amílcar no había sido vencido en
Sicilia. Cartago perdió la guerra al perder la flota, pero en ningún
momento el general cartaginés se sintió derrotado. Al contrario,
las duras condiciones impuestas por Roma, y sobre todo, la injusticia
de haber perdido Cerdeña , le quemaba. Cartago estaba vencida sobre
el papel, pero no en espíritu, y en cuando tuvo la oportunidad de
fortalecerse, comenzó una nueva guerra.
Pero no
adelantemos acontecimientos. Volvamos al momento en el que Amílcar
pone el pie en Hispania, acompañado por su hijo Aníbal, de 9 años,
y su yerno Asdrúbal. Tal vez en lo que luego sería Kart Eia, o
Carteya, justo al lado de La Línea, que es de donde soy yo.
Los
Bárquidas en Hispania
Guerreros íberos. Angus Mcbride. Fuente: Maestrazgotemplario |
Amílcar murió
en Hispania, en un duro combate, en el que el general tuvo que
intervenir directamente. Allí cayó, en un vado, con el cráneo
destrozado. Inmediatamente, Asdrúbal fue nombrado su sucesor, y fue
digno. Competente en todos los terrenos, fundó Cartago Nova, cuidó
de los pactos y fue estableciendo más vínculos entre tribus, con el
objetivo, y aquí cito al escritor Arturo Gozalo Aizpiri (autor de
una preciosa trilogía sobre la conquista cartaginesa de Hispania,
formada por «El heredero de Tartessos», «El cáliz de Melqart» y
«La cólera de Aníbal») de crear un imperio al modo helenístico
en Hispania. Y vemos esto en, por ejemplo, las monedas que acuñó
con su efigie, mostrando atributos de monarca . Un imperio en el que
cada pueblo vería sus costumbres y leyes respetadas a cambio de
responder a la llamada de Cartago con provisiones y soldados porque,
no lo olvidemos, la expedición a Hispania tenía como objetivo
reforzarse para retomar la guerra contra Roma.
Asdrúbal, con diadema real. Acuñada en Cartago Nova Fuente: Wikipedia |
Las coasas iban
tan bien que, como indicamos antes, los romanos se enteraron y se
dieron cuenta de que los cartagineses habían mostrado más astucia
que ellos. Que por cortedad de miras no habían previsto lo que
podrían hacer sus enemigos sin trabas en Hispania. Así que se
apresuraron a enmendar su error. Pero en esos años, la amenaza para
los romanos eran los celtas que vivían en el norte de la península
itálica, y no podían desviar muchos recursos, así que enviaron una
embajada a Asdrúbal, no a Cartago, y acordaron que los cartagineses
debían respetar Sagunto como aliado de Roma, y no debían por tanto
ir más al norte del río Júcar ( o Ebro. El texto de Polibio es un
poco confuso en este punto). Y sin más, regresaron a Roma, confiados
en que Cartago respetaría el acuerdo.
Ocho años
estuvo Asdrúbal en Hispania, hasta que murió asesinado por un
mercenario galo. Entonces Aníbal tenía veinticinco años, pero era
conocido y apreciado por todos, y los soldados le eligieron el mismo
día como general, decisión que fue ratificada por el senado
cartaginés en cuanto les llegó la noticia.
Muerte de Amílcar. Fuente: La Razón |
El joven
Aníbal
Tras ser
nombrado general, Aníbal se propuso terminar la conquista de los
últimos pueblos independientes al sur del Ebro. No sólo lo hizo con
las armas. El astuto Asdrúbal había pactado el matrimonio de Aníbal
con una joven noble íbera, Imilce, tal vez a imitación del propio
Alejandro Magno con Roxana. Es bien sabido que Aníbal se había
formado en el espíritu helenístico, y leía con fruición todas las
obras disponibles de los griegos.
Y donde la
diplomacia falló, Aníbal fue invencible. El primer verano asedió y
tomó Altea, la gran ciudad de los bravos ólcades. Al verano
siguiente se lanzó contra los vacceos, y se enfrentó fnalmente con
los carpetanos y otras tribus vecinas, entre las cuales estaban los
ólcades vencidos por Aníbal el año anterior. Casi cien mil íberos
se levantaron así aliados contra Aníbal cuando regresaba a Cartago
Nova desde la meseata.
Pero Aníbal
había aprendido de su padre y comenzó una astuta retirada que
atrajo a sus enemigos a un vado del Tajo. Fue Aníbal quien eligió
el terreno para enfrentarse a sus perseguidores, y en una terrible
batalla, sus elefantes recorriendo la orilla y la propia caballería
cartaginesa en el mismo vado, vencieron a los íberos y los pusieron
en fuga. El propio Aníbal entró en batalla en aquel vado lleno de
muerte.
Joven de la nobleza íbera Fuente: Wikipedia |
Después de
aquello, solo Sagunto, arropada por Roma, se atrevió a plantar cara
al cartaginés, e incluso a provocarlo, confiando en que el joven
Bárquida no se atrevería a desencadenar la guerra con Roma. Pero se
equivocaban.
Al verano
siguiente, los saguntinos vieron con desesperación que Aníbal
estaba a sus puertas, listos para asediarles, y que ninguno de los
mensajes que habían enviado a Roma informando sobre los éxitos
púnicos había tenido ningún efecto.
Fue un gran
asedio que duró ocho meses. La ciudad era fuerte y tenía muchos
recursos, pero al final cayó, y sus riquezas fueron tomadas y
repartidas entre sus hombres. Al fin, había extirpado la única base
enemiga que le impedía proseguir su avance hacia el norte. La
noticia legó a Roma como un negro augurio de guerra, pues en esos
días, los romanos luchaban contra los ilirios y los galos y no
tenían medios para frenar a Aníbal. Cartago, a quien habían
derrotado, robado y sometido a claúsulas humillantes, se había
recuperado y estaba de nuevo en condiciones de declararles la guerra.
Toma envió
unos embajadores a tratar con Aníbal y este los despachó sin mucho
interés, así que estos embajadores fueron a Cartago a exigir la
entrega de su general. Pero estaban intentando negociar con fenicios,
a fin de cuentas. Es muy interesante esta negociación, pues los
senadores cartagineses no reconocieron el trato que Roma había hecho
con Asdrúbal puesto que no había sido ratificado por el sanedrín
(los romanos ya habían usado este argumento anteriormente a su
favor, pero ahora los cartagineses lo copiaban usaban a su favor), y
sin este tratado validado por Cartago, los púnicos argumentaban que
en sus tratados con Roma no había límite a las posesiones que
pudieran tener en Hispania, ni Sagunto era mencionado como aliado de
Roma al que no pudieran atacar. Frustrados y sin más argumentos, se
dieron cuenta de que no se podía discutir condiciones y cláusulas
con los fenicios, así que ofrecieron al senado cartaginés que
eligieran la paz o la guerra. Y estos, ya cansados de tantas
humillaciones, decidieron la guerra.
Y así comenzó
la Segunda Guerra Púnica, o como la llamaron los propios romanos, la
Guerra Anibálica.
Batalla del vado del Tajo. Fuente: Tumblr |
La Segunda Guerra Púnica en los
wargames
Ya vimos en los
artículos de la Primera Guerra Púnica los ejércitos romanos y
cartaginés. Ahora podemos hablar de los ejércitos íberos.
En DBA son la
lista II/39, Ancient Spanish. Su composición cambia un poco según
se haga la variante lusitana, íbera o celtíbera. El núcleo es el
mismo, con un general CV, la nobleza íbera a caballo, y una peana de
LH. Luego, la variante íbera tiene 6 peanas de Ax, que representan a
los guerreros íberos equipados con escudo, jabalinas y falcata,
expertos en emboscadas, un tipo de soldado conocido como «scutari».
El ejército lo completan cuatro peanas de Ps, los «caetrati»,
equipados con escudo pequeño y jabalinas, o incluso honderos, sobre
todo si provienen de las Baleares.
En cambio, los
celtíberos, esas 6 peanas son de Wb, representando a los feroces
guerreros celtíberos. DBA los considera igual que a los galos, por
ejemplo, pero veremos que esto no es exactdamente igual en otros
sistemas de juego.
La variante
lusitana tiene sólo 3 Ax, a cambio de 6 Ps, pues los «caetrati»
lusitanos eran especialmente mortíferos, y leugo una única peana
opcional entre Wb (mercenarios celtíberos), 4Bd( legionarios
rebeldes que acompañaron a Sertorio, en el siglo II a.d.C, un
periodo posterior a las Guerra Púnicas) o bien un Ps.
Ejército DBA Ancient Spanish, de Steven Balagan |
En AdlG, el
ejército es muy parecido, con las interesantes peculiaridades
siguientes:
- la caballería noble puede ser élite.
- Hasta cuatro peanas de Scutari, de cualquier origen, pueden ser élite.
- Los scutari celtíberos son infantería pesada impetuosa. Es decir, se les reconoce la capacidad para luchar en formación cerrada que atestiguan numerosas fuentes, al contrario que DBA.
- Permite usar carros en llamas como tipo «carro falcado». Este truco lo usaron los generales íberos Indíbil y Mandonio, para romper las líneas romana.
Luego están
más desarrolladas las opciones de Sertorio, muy interesantes, pero
que se salen de este periodo. En el futuro contaremos la apasionante
historia de Quinto Sertorio en Hispania. Pero eso será otro día.
Por que no incluyes la descripción de íberos en Art de la Guerre?
ResponderEliminarAnda,es una errata. Es adlG, no FoG. He descrito los iberos de adlG, no de FoG. Luego corrijo.
ResponderEliminarMuy bueno, no sé si es cierto que cuando los romanos ante el senado de Cartago les plantean Paz o Guerra, supuestamente estuvieron parlamentando mucho tiempo y ninguno de los dos bandos quería ser el que declarase la guerra, asique los cartagineses les contestan "da a luz de una vez Roma" y los romanos dicen que guerra. Quizás sea una leyenda pero es muy cinematografico jaja Hablando de leyendas, también se dice que Aníbal juro con su propia sangre dar guerra a Roma, pero siempre me ha parecido un poco exagerado.
ResponderEliminarSaludos y Gracias por los articulos.